Desesperado por la situación económica, deambulaba Pedro por las calles. No encuentro que hacer, el salario no me alcanza para nada. Estoy endeudado hasta la coronilla. En sus lamentos, decidió preguntarle a su vecino Juan, como hacia el para superar la crisis. Siempre, lo veía de buen humor y lo más sorprendente ¡¡¡Hacia mercado semanalmente!!!
-Juan, dime la fórmula.
Muy fácil, mi querido amigo. Hay que tener FE.
-¿¿¿¿¿, no entiendo. Explícame eso.
Si tienes FE, superarás todas las dificultades. No hay más nada que explicar.
Todo pensativo, se fue Pedro, a su apartamento. Será porque soy ateo, que ando en esta crisis. Después que hice la primera comunión, deje de ir a la iglesia. Voy a retomar mi camino cristiano para ver si logro superar esta crisis.
Dicho y hecho. Comenzó a ir a misa y comulgar todos los domingos. Rezaba tres rosarios al día. Seguía todas las trasmisiones televisivas del Vaticano. Llenó las paredes de su cuarto con afiches del Papa Franchesco……pero, al mes vio que la cosa no funcionaba….la crisis iba en aumento….la inflación no perdona y el salario estaba congelado….los precios a dólar paralelo.
Desesperado, tomó una drástica decisión. Se cambió de religión. Ahora, se incorporó al Budismo. Siguió, al pie de la letra las enseñanzas de Siddharta Gautama y luego de prolongadas meditaciones alcanzó El Nirvana o la Iluminación. Pero, esto tampoco le permitió superar sus problemas económicos.
Regresó a conversar nuevamente con su compañero Juan. He intentado renovar mi apego a la religión, pero no logro alcanzar la solución de mis dificultades, le explicó Pedro.
Tranquilo, amigo. Sigue en tu camino. Recuerda, las enseñanzas del “Hermano Cocó” La FE mueve montañas, pero hay que pagar……sigue intentándolo.
Camino a su hogar, Pedro pasó cerca de una Sinagoga y decidió intentar su búsqueda de Fe en la religión judía. Compró los cinco libros de La Torá y los leía todos los días lunes, jueves y sábados. Repetía a diario la plegaria solemne “Oye, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es UNO”. Además, adornó su casa con una Estrella de David y puso en su mesa un candelabro de Siete Brazos (La Menorá) y cumplió religiosamente El Shabat…..en el barrio comenzaron a llamarlo El Rabino Pedro…….pero al mes, vino el desencanto…sigo sin alcanzar la FE…..y vino otro cambio radical.
Ahora, se identificó con el Islam. Hizo suyo El Corán y repetía a cada rato “No hay más Dios que Alá”. Ayunó en Ramadán, perdiendo casi 10 kilos de peso. Oraba 5 veces al día y sacrificó parte de sus ahorros para hacer una peregrinación a La Meca y a su regreso….la crisis continuaba no igual, sino peor…..otro cambio se avecinaba.
Vestido de blanco y lleno de collares multicolores, hizo su entrada a la Santería. Se aferró a la cultura Yoruba. Rindió adoración a Babalú Ayé, Obatalá, Elegua, Changó. Ogún y Yemayá. Sacrificó animales para hacer sus ofrendas de sangre…. Y en el barrio comenzaron a llamarlo El Babalao Pedro…….pero, tampoco surtió efecto….seguía sin encontrar la FE.
Molesto, se fue a buscar a Juan, para increparlo, porque consideraba que con el cuento de la fe, lo que estaba haciendo era burlarse de el y no se la iba a calar más.
Mira vale, he seguido al pie de la letra las principales religiones monoteístas y nada que ver….fui más allá y lo intente con las creencias africanas….y nada que ver. Dime de una vez por todas, como es eso de la FE para superar la crisis…no me sigas jodiendo.
– Hermano, si tienes “FE” no tendrás problemas. Yo nunca te hable de religiones….ese enredo lo fabricaste tú mismo. Yo, te explique que si tenías “Familia en el Extranjero (FE)” no ibas a tener problemas económicos. Ellos, tus familiares, te envían dólares y tú los cambias en el mercado negro o paralelo y colorín colorao, le pones fin a tus problemas….en esta crisis hiperinflacionaria, la FE mueve montañas.
Al mes siguiente, Pedro estaba rebosante de felicidad, había recibido la primera remesa, enviada por un familiar que se había residenciado en otro país. La vida de Pedro, a partir de ese momento dio un giro de 180…dólares.