Enfrentaron las balas, escondieron a algunos, tendieron sus manos para intentar salvar vidas durante los atentados del viernes en París; he aquí algunas historias de estos espectadores, vecinos, restauradores y guardias de seguridad que se distinguieron por su coraje y humanidad.
Juliette Michel, Anne-Laure Mondesert, Paul Aubriat, Mehdi Boudarene/ AFP
Los guardias del Bataclan
Eran en total seis el día del drama, bajo la batuta de “Didi”, un argelino de 35 años quien habló al diario Le Monde solicitando el anonimato.
Apostado a la entrada, se precipitó hacia la sala al escuchar los primeros disparos, gritando “¡Rápido, rápido, entren, están disparando!”. Uno de los guardias abrió una salida de auxilio de los baños en la primera planta. Didi dirigió una primera ola de espectadores hacia esta puerta ubicada en los baños, luego regresó a la sala para abrir otra en la primera planta. Demasiado tarde, los agresores comenzaban a disparar. “Yo debía ser el único de la muchedumbre que conocía esa salida de auxilio. Era necesario mostrarles el camino”, dijo. Tras la primera andanada de disparos, se levantó y se dirigió hacia la puerta.
Según Didi, sus colegas Herman y Steve salieron por esta puerta y rodearon todo el Bataclan para ayudar a los primeros heridos. Noumouké subió a la primera planta junto al responsable de la sala y ayudaron a subirse al techo a varios espectadores. Laurent se refugió junto a otros heridos.
Muerto al proteger a su mujer
Richard Rammant, de 53 años, salvó a su esposa Marie-Do, cubriéndola con todo su cuerpo durante el asalto al Bataclan. Este fan del rock y de las motos Harley-Davidson recibió varias balas mortales.
Sébastien salva a una embarazada
En medio del tiroteo en el Bataclan, Sébastien se escapa por las escaleras que llevan a los palcos. En la planta, una mujer embarazada se encuentra colgando del borde de una ventana con las piernas en el vacío, comenta al diario La Provence. Él la ayuda a remontar.
Tras haberla salvado, él se esconde. No muy bien. “Sentí el cañón de una Kalashnikov contra mi pierna. Uno de los terroristas me dijo: ‘Baja de allí'” Los atacantes lo toman como rehén junto a otra quincena de personas. Será liberado por las fuerzas especiales de la policía (RAID). La mujer que salvó logró encontrarlo a través de las redes sociales para agradecerle su gesto.
Los tuits de #PuertaAbierta
En el momento más fuerte de los ataques de los kamikazes, decenas de usuarios de Twitter proponen espontáneamente acoger a alguien en sus casas entre la gente que anda por las calles y no sabe que hacer. Sylvain Lapoix, periodista independiente, lanza el hashtag #PorteOuverte (PuertaAbierta). “No soy socorrista, policía, bombero, me sentía inútil. Entonces intenté brindar consejos de uso de la red”, explica. En pocas horas el tuit fue retomado más de 300.000 veces.
Abrieron sus puertas
Varios vecinos acogieron espontáneamente a heridos o personas que huían de los disparos, como lo hizo la familia Vuibert. En su salón, convertido en campamento improvisado, se refugian diez personas “ensangrentadas”, contó a Metronews Aurélie Vuibert. Un vecino, médico de profesión, brinda los primeros auxilios a un irlandés herido en un pie. Los servicios de emergencia tardan en llegar, por lo que lo lleva en su auto al hospital.
Periodista de Le Monde, Daniel Psenny primero filmó a personas huyendo del Bataclan para luego bajar de su apartamento para asistirlos. Al ayudar a un joven estadounidense herido recibe un balazo en un brazo. En su diario testimonia: “Se llamó a los bomberos pero no podían evacuarnos. Llamé a una amiga que es médico, quien me explicó cómo hacer un torniquete con mi camisa. Y continuamos bloqueados hasta que llegaron los auxilios”.
El chef Rodolphe Paquin, de 46 años, dueño del restaurante Repaire de Cartouche, ubicado detrás del Bataclan, juntó las mesas de su local para transformarlo en hospital de campaña. “Dimos agua, algunas servilletas a personas que sangraban”, antes de que los bomberos evacuaran a los heridos más graves.
Los conserjes responden al llamado
Natalia y Gabriel, porteros desde hace 15 años en un edificio de la calle Oberkampf, muy cerca del Bataclan, fueron solicitados por los bomberos para acoger a heridos y espectadores. Las víctimas, en estado de ‘shock’, fueron ubicados en su vivienda, el patio está lleno. Socorristas de los servicios de urgencia médicos y una pareja de cirujanos que viven en el edificio practicaron cuatro “operaciones quirúrgicas”.
A pesar de todo, tres personas fallecieron. Cuando la tensión bajó, los porteros limpiaron todo, sangre, jeringas, bufandas y abrigos dejados por las víctimas. Por la mañana, algunos residentes que se habían acostado temprano la víspera, no se dieron cuenta de nada.
José y Manuela, también porteros de otro edificio cercano, se ocuparon de un centenar de personas que escaparon acogiéndolas en el patio, requisado por las fuerzas del orden. “Les brindé todo lo que tenía para reanimarlos y que se calentaran”, comenta el hombre a Le Parisien.
Esconde a Edith bajo una butaca
“Un hombre salvó la vida a mi mujer ayer en el Bataclan al esconderla bajo las butacas y protegerla con su cuerpo. Después se fue. Él no la conocía. Se llama Bruno y quisiéramos agradecerle”, escribió Clément, grafista de profesión, en su cuenta en Facebook. Gracias a las redes sociales, en las que los mensajes son compartidos miles de veces, Edith encontró a su protector. “Sólo nos queda beber unas copas juntos”, anunció Clément.
Un comisario y su chofer
En plena toma de rehenes, estos dos hombres fueron los primeros en entrar al Bataclan y descubrir la escena de horror. Con su chaleco antibalas y con un arma corta, el policía abre fuego sobre uno de los yihadistas. Los otros están en la otra planta. Luego los equipos especializados se hacen cargo.