A escasos días de las elecciones parlamentarias no podemos dejar de referirnos a ese evento que mantiene al país en vilo. No existe duda alguna sobre la ventaja que arrojan los sondeos de opinión a favor de la oposición. Se vislumbra rotunda derrota para el sector oficialista.
Derrota roja
Ahora, no hablo tanto de victoria opositora, sino de derrota oficialista porque lo que pulula en el país es un descontento generalizado, y por lo tanto, el voto será de castigo y no de apoyo a los candidatos. Pudiéramos decir que hemos retrocedido a los tiempos de cuando votábamos por colores. No importaba quiénes se presentaban como candidatos, sino lo que prevalecía era el color de la tarjeta. Volvimos a esos tiempos. La Mesa de la Unidad pide votar por “la manito”, y los oficialistas por “los ojos de Chávez”. Confieso sentir dolor porque votaremos pero no elegiremos. Espero que estos sean los últimos comicios en que nos sometemos a esa incómoda circunstancia.
Votar en contra y no a favor es peligroso, y sobre todo si se incurre en el error de no saber gestionar los resultados oficiales. Que se entienda bien: cuando el voto es en contra, y no a favor, la decepción puede aparecer en muy poco tiempo. Y de acuerdo con lo que visualizamos, para el primer trimestre del 2016 Venezuela enfrentará una megacrisis económica, al punto de tener probables escenarios de hambruna. La conflictividad crecerá y buscará desahogo atribuyendo responsabilidades.
Edulcorada derrota
Estamos vendiendo a la Asamblea Nacional como la panacea, lo cual no es verdad, ya que el deterioro de la nación es tan grande que se necesitará del concurso de todos los poderes para recuperar la confianza de las instituciones, y de esa manera impulsar nuevamente la economía.
Me late que el régimen, asesorado por el G-2 cubano, aceptará una edulcorada derrota legislativa bajo el entendido de que las cosas seguirán empeorando indistintamente de la composición del próximo Parlamento.
Liderazgo de los diputados
Los indignados irán por todos. No distinguirán el color del traje, ni tampoco el de la corbata del parlamentario. He allí el constante mensaje de odio de Nicolás Maduro. Habla del pueblo en la calle y de la unión cívico militar. Se está adelantando a hechos probables, muy probables.
Los abanderados de la oposición tienen que entender la situación actual. Serán unos diputados con mucha responsabilidad. No por sus propuestas en el Parlamento, sino como constructores de puentes. Puentes con sus colegas oficialistas, pero también tendrán que asumir el liderazgo que quizá muchos aún no lo han exhibido, porque serán elegidos a pesar de ser desconocidos. Desde el 7-D serán visibles. Les pido no dejarse secuestrar por ningún capitoste opositor. Los exhorto a ser auténticos porque serán los responsables directos del éxito o del fracaso de esta gesta electoral.
Los ciudadanos pedirán respuestas a los diputados recién elegidos, y debemos estar claros de que si no se suman a las inquietudes populares, la crecida del río de la inconformidad también se los llevará.
Nota final
No puedo finalizar esta última entrega preelectoral sin hacer mención a lo sospechoso que resulta no leer en las noticias, desde hace algunos meses, la captura de narcotraficantes, o el hallazgo de grandes alijos de droga en el territorio nacional ¿Será que se acabó esa actividad delictiva en el país o han preferido no pisarse la manguera en el ocaso revolucionario? Sea cuál sea la hipótesis correcta,el 6 de diciembre dile No a las drogas, y vota.
@pabloaure