Félix Seijas Rodríguez: Panorama 6D

Félix Seijas Rodríguez: Panorama 6D

FelixSeijasRLa elección del próximo domingo se decidirá en la batalla de los circuitos. Los 54 curules en disputa entre el voto lista a nivel de estados (51) y la representación indígena (3), se deben repartir en partes iguales entre las dos principales opciones en contienda. Son entonces las 87 circunscripciones -en donde se elegirán 113 diputados de manera nominal- las que al final marcarán la diferencia.

Algunos de esos circuitos han sido históricamente muy rojos, otros muy azules. Este hecho puede llevarnos a concentrar la atención en aquellas circunscripciones en las que las brechas han sido tradicionalmente pequeñas. Sin embargo, en esta oportunidad, eso sería un error.

La crisis económica por la que atraviesa el país ha ocasionado en las filas chavistas un descontento de tal magnitud, que en poco tiempo, con rapidez epidémica, se ha extendido por todo el territorio nacional sin distinción de estatus social, tamaño o características del centro poblado. El enojo de estas personas les ha llevado a marcar distancia del partido en el cual durante años depositaron sus afectos, pasando a transitar los pasillos de una zona gris en la que conviven diferentes actitudes. Todo esto ha afectado de múltiples maneras las brechas por circuitos a las que hasta ahora estábamos acostumbrados.





Hay circunscripciones tradicionalmente dominadas por el oficialismo en las que hoy en día la oposición emerge con grandes posibilidades, así como otras en las cuales su victoria parece inminente. Por otra parte, aquellos circuitos que en otros momentos han sido peleados, parecieran, en su mayoría, mostrar también una tendencia sólida hacia los partidos congregados en la MUD. Por supuesto, hay unos en los cuales se espera el triunfo rojo, pero estos son circuitos en los que el Gran Polo Patriótico jamás ha conocido la derrota. Hasta aquí todo hace apuntar hacia una victoria opositora aplastante. Sin embargo, existen dos elementos que generan dudas en cuanto a la estabilidad de tales márgenes.

El primero tiene que ver con la existencia misma de esa zona gris de chavistas descontentos. Por ejemplo, en áreas menos urbanas, lo común es encontrarse con circuitos en los cuales el oficialista desencantado muestra una marcada aprehensión con respecto a lo que podría implicar el acercarse a la oposición, que durante 15 años le ha sido lejana, y al mismo tiempo satanizada. Esto hace que en esos sitios la franja gris sea más abultada y el cierre de cualquier brecha esté caracterizado por la caída del voto oficialista, sin que una parte del mismo sea capitalizado por el bloque alternativo.

Por su parte, en los circuitos más urbanos la oposición ha tenido mayor presencia y se le considera más cercana. Por este motivo, la zona gris en ellos suele ser de menor tamaño, siendo común encontrarse con circunscripciones en las que se registran reducciones en la intención tradicional del voto oficialista, acompañadas de un aumento en la intención del voto opositor. Sin embargo, el número de disidentes que en estos sitios se muestran en un estado latente, no deja de ser importante.

Tenemos entonces que, independientemente de qué fracción muestre ventaja en cada circunscripción, lo que ese chavismo descontento decida hacer, al final, será determinante. Hay un número significativo de circunscripciones en las que ellos pueden sentenciar el triunfo del Gran Polo Patriótico o, por el contrario, propinarles una amarga derrota.

El segundo elemento que genera inestabilidad en los márgenes que se pueden observar por circuitos consiste en ciertos factores que, de manera muy lamentable, están presentes en el ambiente que rodea a este proceso electoral. Me refiero a los muros de contención oficialista que representan la inequidad de las condiciones electorales, la fortaleza de recursos con la que cuenta la maquinaria roja y la incertidumbre que plantea el “como sea” que de manera insistente ha mencionado el Presidente.

Podemos esperar, sin pecar de fatalistas, que en algunos circuitos en los que el balance de votos sea cerrado algunas de estas maniobras logren incidir de manera decisiva a favor del oficialismo. Para que tales circunstancias no afecten, estimamos que la oposición debe tener una holgura de al menos 5% en intención de votos. Para esto la MUD debe trabajar como reloj suizo durante la jornada del domingo, labor para lo cual asumimos se ha preparado. En este sentido, el rol de los testigos será fundamental. Dónde no haya testigo el “como sea” se facilita. Así mismo, la denuncia de cualquier incidencia en los centros de votación debe ser dirigida solo a las instancias correspondientes y de manera efectiva. El domingo los egos deben ser controlados. Los medios de comunicación deben asumir también un rol a la altura del evento. Amplificar cualquier hecho que no merezca protagonismo puede hacer que en la población se corran percepciones que perjudiquen la participación en zonas específicas.

Con todo esto, o a pesar de esto, este domingo la MUD debe obtener la mayoría de votos nacional, así como también la mayoría simple en lo que respecta a diputados para la Asamblea.

Aunque es un hecho que la coalición opositora ha crecido de manera sostenida durante los últimos años, el golpe de gracia, de concretarse la victoria, lo habrá propinando un chavista desencantado que, o bien optó por quedarse en su casa, o finalmente decidió, a través del voto, probar por primera vez las aguas azules. Ahora bien, si todo aquello que forme parte del paquete “como sea” no logra impactar en los objetivos a los que van dirigidos -entre los cuales se encuentra el ánimo de ese votante descontento- , podríamos estar a las puertas de una victoria abrumadora de la coalición opositora.

@felixseijasr