En pleno viaje me entero de la aplastante victoria de la oposición. Hace unos días pronostiqué una mayoría de 101 diputados para la oposición en una reunión de venezolanos y casi acerté por completo. En la reunión la opinión mayoritaria era que el gobierno haría trampa y alteraba los resultados.
Ello no sucedió.
El margen de victoria minimiza la posibilidad de que el Ejecutivo y el Poder Judicial neutralicen por completo la acción de la nueva A.N. pero no la eliminan por completo. Mucho de esto veremos en el futuro.
Sin embargo, la A.N. podrá llevar a cabo una supervisión de los asuntos nacionales como nunca antes en estos 16 años de horror. Tendrá que venir hora una investigación a fondo del desastre y de los crímenes financieros y las violaciones a los derechos humanos cometidos por el régimen. La oposición deberá actuar con decisión para barrer la basura acumulada.
La mayoría obtenida por la oposición es un mandato claro del país para que se proceda a la liberación de los presos políticos, para que se ataque frontalmente la corrupción, para que se enfrente el narco estado y el narco-generalato. La acción de la nueva A.N. deberá estar orientada hacia el establecimiento del Estado de Derecho perdido en el país.
Y no nos sigamos engañando: el chavismo ha muerto como fuerza política. Quedará aún en juego por algún tiempo como una fuerza sentimental en alguna porción del pueblo venezolano, la cual recordará al taita generoso con gratitud, sin pensar que su prodigalidad se llevó a cabo a expensas del bienestar nacional.
Venezuela comienza a despertarse de su horrible pesadilla.