El dólar retrocedía el martes contra una cesta de monedas, en una jornada marcada por el derrumbe de los precios del petróleo hasta su menor nivel desde el 2009 que impactaba a las divisas de países productores de materias primas.
Reuters
Los precios del petróleo caían nuevamente el martes, ya que el crudo en Estados Unidos cotizó bajo los 37 dólares el barril y el Brent cedió a menos de 40 dólares por primera vez desde inicios del 2009, en medio de renovados temores por el exceso global de suministros.
La caída de los precios de los metales y del petróleo elevaba la posibilidad de que los bancos centrales de economías dependientes de las exportaciones se embarquen en nuevos programas de estímulos que debilitarían más sus monedas, en un intento por incrementar los envíos al exterior.
“Es la tormenta perfecta para las monedas de países productores de materias primas”, dijo Mazen Issa, estratega senior de divisas de TD Securities en Nueva York.
Entre las divisas afectadas se encontraba el real brasileño, que retrocedía más 1 por ciento contra el dólar; y el peso mexicano, que cayó previamente hasta su menor nivel desde fines de septiembre y rompió la barrera de 17 unidades por dólar.
Otras divisas de naciones latinoamericanas, sujetas al desempeño de los mercados de metales y energía, no operaban el martes por un feriado en gran parte de la región.
Aunque se apreciaba ante las monedas de los productores de materias primas, el dólar de todas formas se veía presionado por el declive del crudo y de los metales que además golpeaba a los mercados bursátiles del mundo, reduciendo el atractivo del billete verde frente a otras divisas de peso.
El índice dólar – que mide al billete verde contra una cesta de divisas importantes – caía un 0,2 por ciento a 98,437 unidades. El euro, ganaba un 0,4 por ciento a 1,0878 dólares, mientras que el yen avanzaba un 0,5 por ciento A 122,77 unidades por dólar.
En tanto, las monedas influenciadas por el crecimiento económico, como el dólar australiano, también quedaron bajo presión, luego de un reporte sobre la balanza comercial de China que ofreció pocas esperanzas sobre una pausa en la desaceleración de la segunda mayor economía del mundo.