El especialista entró al amplio salón con pasos silenciosos y resueltos, para calmar la desmesurada incertidumbre de la audiencia. Tomó asiento y abrió una libreta de anotaciones, mientras posaba un lápiz en la sien, para soltar abruptamente sus alegatos. “El contar con las dos terceras partes de la Asamblea Nacional no los hace gobierno, pero les da una beligerancia inimaginable de recomposición democrática”, soltó acentuando cada vocablo, como si fuese una sentencia de tribunal.
Se ajustó los lentes, con la debida compostura de los letrados. Una pregunta se tensaba agónica, en el más inquieto del auditorio. “Están tomando decisiones para estropear todo, antes que asuman los 112 diputados de la oposición en el parlamento. Nombran a diestra y siniestra a funcionarios. Hasta magistrados están en su agenda”. Tras escucharse la duda, la metralla de inquietudes saturó el ambiente.
El erudito se levantó de la silla, dejó su legajo de anotaciones en el escritorio y empezó a dibujar en el aire una serie de alegatos contenidos en las cavilaciones atinadas de su sapiencia, aclarando al son de la legalidad todavía vigente. “Esta abrupta acometida del gobierno por aprobar conflictos a la luz pública y vociferando en TV, convirtiendo al hemiciclo de la AN en escenario de una comedia a destiempo, sólo es un capricho más y la acción desesperada de los perturbados”.
Miró de forma acuciosa la expresión de los rostros del auditorio, antes de esgrimir: “El libertinaje tribunalicio tiene ahora gendarme. Lo que efectúe esta mayoría simple vencida, no podrá con la nueva mayoría calificada que asumirá en enero. Las designaciones apresuradas, violando los lapsos establecidos por nuestra carta magna, serán derogadas de manera sencilla. La meta es la independencia judicial”.
Se irguió con solemnidad en el medio del salón. Esbozó una leve sonrisa, mientras su voz sin inflexiones de duda fue pintando el paisaje del futuro del país, con tonos claros y vivos, desde la justa paleta de la jurisprudencia. “La intención es impulsar la justicia, no la venganza. Contamos con unos aplomados representantes que tendrán la plausible tarea de controlar, fiscalizar, legislar y regular nuestro sistema democrático. Nombrarán a los cinco rectores del CNE. Pueden aprobar reformas constitucionales, someter a referendo leyes, transferir competencias, destituir ministros y hasta sancionar o no créditos adicionales, modificando partidas presupuestarias. Se acabaron los viajes presidenciales desmedidos por más de 5 días, los cuales deben ser certificados por estos parlamentarios. Ya no más embajadores como premio a la indignidad”.
Hizo una ligera pausa, acomodó su corbata y señaló con firmeza imperturbable hacia adelante, para culminar su disertación: “Tendremos un poder legislativo coherente. El BCV no será amoldado como la despótica arcilla de un gobierno. Veremos finalizados esos acuerdos de beneficio internacional, regalando nuestros recursos como agrios caramelos para buscar el respaldo a este desproporcionado sistema por parte de otras nacionales. La Ley de Amnistía será aprobada. No hay oportunidades que esa deplorable Ley de Comunas tomé vuelo. La honorable fe del pueblo será recompensada. No alocar posturas, sino permitir que impere la reflexiva. En enero comienza la reconstrucción nacional”.
El firmamento le pintó su propio arcoíris al país. Nuestra población sentenció su parecer de anhelar un cambio en esta descarnada realidad de la carencia para el colectivo y de la opulencia para quienes ostentan el poder. Las heridas serán sanadas con la justicia. Aunque el camino sea extenso, ya se efectuaron las primeras pisadas para la paz y la esperanza.
MgS. José Luis Zambrano Padauy
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