Ni los tranvías que suben a rebosar por la empinada calle Powell, ni las curvas imposibles de Lombard, ni los leones marinos tomando el sol en el Pier 39, ni Alcatraz, ni siquiera el Golden Gate… Ninguna de estas atracciones turísticas acaba de encapsular la esencia de San Francisco por completo. Te contamos dónde perseguirla con dos días repletos de actividades para vivir y perderte por esta ciudad californiana. Traveler.es
DÍA UNO
8:30. Desayuna un croissant, una tarta de crema de plátano o un bocata de queso Idiazábal y membrillo en Tartine Bakery. Acompáñalo con un té de desayuno Pacific Coast o un café au lait de single-origin. No te estreses por conseguir una mesa y opta mejor por uno de los taburetes frente al gran ventanal que da a la calle Guerrero para no perder detalle del trajín que empieza a despertarse en la ciudad. A través del cristal podrás ver la mezcla detechies, barbudos, hippies contemporáneos y modernos en general que pueblan el barrio más in de la ciudad, Mission.
9:30. Aprovecha para dar una vuelta por las calles Valencia y Mission: dos vías paralelas y muy cercanas pero que parecen fruto de universos distintos. Dos mundos que nos muestran algunos de los muchos contrastes de esta ecléctica ciudad. En Valencia abundan losrestaurantes para modernillos, las tiendas vintage y los paraísos gafapastosos como la librería Dog Eared Books o la tienda de vinilos Aquarius Records. Mission es el lugar ideal para conseguir pan dulce en una de sus panaderías mexicanas o escuchar las plegarias y cánticos provenientes de algunas de sus tiendas convertidas en parroquias.
11:00. Termina tu visita subiendo hasta lo alto de Dolores Park y contemplando las vistas de la ciudad. Échate un rato sobre el césped y aprovecha para espiar los muchos tipos de vecinos que frecuentan este parque: desde el amante de los perros, al corredor que se atreve incluso con las colinas, el grupo de jóvenes que ya está bebiendo (o fumando algo no necesariamente legal) o el espontáneo que se ha puesto a bailar con poca ropa. Si te apetece saber un poco más de la historia del barrio, además de visitarlo de la mano de un autóctono, apúntate a uno de los tours de la organización vecinal Precita Eyes para apreciar los murales que lo decoran.
12:30. Con un golpe de Bart o Muni baja hasta Embarcadero y sumérgete en el Ferry Building, un mercado gourmet con tienda de quesos, panadería, heladería, pescadería y hasta el sitio perfecto para comprar setas, chocolates o una vajilla Made in California. Si ya andas hambriento, consigue mesa en Hog Island Oyster y pide media docena de Hog Island Sweetwaters, unas ostras del Pacífico cultivadas en la cercana Tomales Bay.
13:30. Pasea un poco a lo largo de Embarcadero y aprovecha para hacerle una foto al Bay Bridge (menos célebre que el Golden Gate pero igualmente fotogénico). Desde ahí sube por la calle Washington para encontrarte con la Pirámide Transamerica, uno de los símbolos del skyline de la ciudad y su rascacielos más alto hasta que se acabe la construcción de la torre Salesforce prevista para 2017. Sube por Montgomery una manzana y gira a la derecha en la calle Jackson para entrar en la idiosincrásica Jackson Square, donde se conservan algunos de los edificios más antiguos de la ciudad, construidos a mediados del siglo XIX y de los pocos supervivientes del terremoto de 1906 que desoló San Francisco. Aunque en realidad no sean más que un par de manzanas, tendrás la sensación de estar haciendo un viaje instantáneo al Warehouse District de Nueva Orleans.
15:30. Pasa de Nueva Orleans a China, caminando solo unas pocas calles y acercándote hasta Chinatown. Puedes optar por la calle Grant para la imagen más típica, con sus tiendas de souvenirs, sus farolillos y la fotografiada hasta la saciedad Puerta del Dragón. Para una imagen menos manida de este barrio es mejor ir hasta la calle Stockton, entre Washington y Broadway. El número de turistas disminuye considerablemente y aumenta el de vecinos haciendo la compra en las fruterías con productos exóticos expuestos a pie de calle o carnes y pescados. Una experiencia única para todos los sentidos.
18:00. Vuelve a hacer uso del transporte público para ir hasta Western Addition, una zona de la ciudad con poco interés turístico pero mucho interés cultural. Porque sí, a las seis de la tarde te proponemos que vayas a intentar mendigar una mesa en State Bird Provisions. Más tarde podrías lamentarlo e irte de vacío. Y lo que seguro que sí lamentarías es no degustar las tapas del restaurante must de la ciudad. Recuerda que el menú que te den es sólo parcial, que no te entre ansia pidiendo todo lo que veas escrito en él. Pronto se acercarán a ti camareros arrastrando unos carritos con ruedas, cual empleados de restaurante de dim sum, explicándote qué es lo que tienen y no encontrarás en la carta.
20:00. Después de la cena acércate hasta The Fillmore, una sala de conciertos que está justo a la vuelta de la esquina y donde siempre es fácil ver a alguno de los grupos en auge de la escena indie.
22:30. Si todavía no te ha entrado el sueño, pilla un taxi (aunque los autóctonos prefieran tirar de Uber o Lyft) y vuelve hasta Mission. Sube hasta El techo de Lolinda para una vista inigualable del barrio de noche y un margarita o una sangría (con piña).
DÍA DOS
10:00. Como que ya has probado el dim sum en su versión californiana, ahora toca probarlo en su versión más tradicional. Yank Sing es toda una institución en la ciudad desde los años cincuenta y el sitio al que ir para este tipo de manjar. Y sí, lo de las tapas chinas a base dedumplings al vapor de langosta, de pastelillos de pollo con raíces de flor de loto o de pato laqueado se considera desayuno (o al menos brunch) por estos lares. Así que es mejor ir con un poco de hambre.
12:00. Si quieres bajar la comida, aprovecha un paseo lleno de contrastes por la calle Market en dirección oeste. Si estás perezoso siempre puedes tirar de Bart o, mejor aún, detranvía retro. A la altura de Civic Center no dejes de hacerle una foto a la avenida flanqueada por plátanos de sombra y con el ayuntamiento de fondo, al edificio de la ópera y al teatro Herbst. Y déjate impregnar por la historia de una zona donde se gestó la fundación de las Naciones Unidas en 1945.
13:00. Sigue paseando y en Hayes Valley aprovecha para ir de compras, o al menos mirar escaparates. Opta por las camisetas ultra suaves y hechas en San Francisco de Marine Layer, los gadgets para viajeros empedernidos que encontrarás en Flight 001 o la ropa para hombres con alma de leñador de Welcome Stranger. La apertura de grandes cadenas en el barrio está prohibida, así que es fácil hacerse con algo único. Si te ha vuelto a entrar el hambre tal vez te atrevas a hincarle el diente a la hamburguesa de carne de ternera ecológica y queso cheddar en bollo de donut del restaurante de inspiración sureña Straw.
15:00. Como que estás en la zona, acércate hasta la plaza Alamo para contemplar uno de los rincones más fotografiados de la ciudad: el grupo de casas victorianas pintadas de diferentes colores que forman las Painted Ladies. Pero no te entretengas, que si hay algo de lo que San Francisco tiene con creces son casas victorianas con mucho encanto.
15:30. Sube hasta el parque de Presidio (preferiblemente con la ayuda de algún vehículo a motor) para darte una vuelta por Crissy Field, un antiguo aeropuerto militar que ahora hace las veces de parque con unas vistas inmejorables de la bahía de San Francisco, la isla de Alcatraz y el Golden Gate (eso si el día acompaña y la niebla deja ver algo). Éste también es un gran sitio para sacar las zapatillas de deporte y correr unos cuantos quilómetros a lo largo de la bahía, si ya te ha entrado la fiebre corredora.
18:00. Vuelve al centro y date un respiro o abre boca con alguno de los cócteles de Tonga Room, un tiki bar situado en el histórico hotel de lujo Fairmont. Pídete un Martini con lichi, agitado no mezclado, o un Mai Tai con jarabe de horchata. Y asegúrate de preguntarle a tu bartender por qué los bares de estilo tiki o polinesio se llevan tanto en California.
20:00. Estira un poco las piernas paseando por el majestuoso barrio de Nob Hill (donde se encuentra el Fairmont) para acabar el día en North Beach, el barrio italiano de la ciudad. Aunque en realidad te proponemos que te decantes por la cara más mexicana de North Beach con los tacos de carnitas o de pollo en mole colorado y queso cotija de Tacolicious. Y es que no hay nada más auténticamente californiano que un poco de comida mexicana.