“Aun cuando vienen tiempos muy complejos, una vibrante camada de jóvenes parlamentarios, defenderá con fogosidad sus ideales y sus ejemplares antepasados libertarios”
A pesar de la celada que fue objeto la mayoría parlamentaria, con la desincorporación de los diputados de Amazonas, mordazmente resumida por un amigo en el exilio como “un juego de ajedrez donde unos mueven sus alfiles, torres o peones, y los otros les responden lanzando bolas criollas”, el ambiente que vi en Palacio era extraordinario. Se respiraba apertura, integración, ¡colorido! Toda una nueva dinámica institucional. Un hemiciclo pleno de visitantes, estudiantes, abogados, comunicadores, rodeados de trabajadores bien amables. Una sana interacción con sus diputados, que se mostraban accesibles y dispuestos a declarar, conversar o hacerse unselfie. Una vida legislativa que sigue intensamente. Que no se para en baches, aunque nos indignen y nos pesen en los hombros de la historia. Eventos que pasan y son atrapados más temprano que tarde por la historia, por lo que los historiadores llaman “los ensambladuras inevitables” del ser, sentir y vivir republicano… 24 horas después delllamado desacato, se aprobaron acuerdos sobre obediencia a los emplazamientos de organismos internacionales sobre DDHH; agendas universitarias, y se avizoraron tiempos de amnistía. Recordamos que la política anuda y desanuda, por lo que concluí, que aun cuando nos vienen tiempos muy complejos, la presencia de una vibrante camada de jóvenes parlamentarios, defenderá con fogosidad sus ideales, sus raíces y sus ejemplares antepasados libertarios. La vibra que sentí fue maravillosa, por restauradora. Al ver hondear esa bandera encima de la cúpula legislativa, con aquel cielo azul de fondo, me dije: ese tricolor ha sido testigo de muchos tropiezos, abusos y destemplanzas. Pero siempre sigue ahí, simbolizando los sacrificios de esos titanes liberales que forzaron nuestra independencia, nuestra libertad y nuestra democracia. Y todo vuelve. ¡Como regresa uno, como regresa el país!
Los diputados de Amazonas, sometidos a una inconstitucional desproclamación, pronto volverán a sus sillas… Vale la pena recordar cómo el primer parlamento inglés -promovido por el noble francés Simón de Montfort- en 1265 (Model Parliament), conocido como la reunión delos comunes, fue abolido por el monarca Eduardo I. Pero al ver que su autoridad no podía ser legitimada sin la permanencia del gentry, esa clase noble de caballeros y burgueses del Parlamento, el propio Eduardo I emplazó su regreso. La fuerza de cambio y el poder de la gente en la historia, siempre se imponen. Amén de cualquier monarca, de cualquier revolución, de cualquier gula papal o sentencia mundana. Por eso a Boche clavao, clavo pasado. Sin duda, el país se los sacará del medio.
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