Cuando los arquitectos empezaron a concebir el diseño del estadio de los 49ers de San Francisco, se propusieron tener un reciento que reflejara la región del Silicon Valley. La alta tecnología y las normas de protección ambiental marcaron la pauta.
Por Josh Dubow/Associated Press
Fue lo que casi se alcanzó con la inauguración del Levi’s Stadium, a un costo de 1.300 millones de dólares, en el verano de 2014.
Los fanáticos pueden emplear una aplicación en su teléfono que les facilita mirar repeticiones de jugadas, ordenar comida y hasta determinar cuál es el baño que tiene la cola de espera más corta. Es una instalación de energía neta cero en los días de los partidos; y la sensación de aire abierto que permite disfrutar el área de la bahía de San Francisco.
Después de 18 meses de recibir elogios favorables tras albergar partidos de fútbol americano, conciertos, WrestleMania y hasta un juego de hockey al aire libre, el Levi’s Stadium tendrá su momento cumbre el 7 de febrero cuando 100 millones de personas alrededor del mundo estarán pendientes al recibir el Super Bowl entre Denver y Carolina.
“Decidimos esbozar el estadio de NFL de futura generación”, señaló Tim Cahill, el vicepresidente y el principal encargado de diseño de la firma HNTB Corporation. “De eso es lo que nos sentimos más orgullosos”.
La idea original era erigir el estadio en Candlestick Point, donde los 49ers jugaron entre 1971-2013. Pero cuando la familia York, dueña de la franquicia, decidió mudarlo al predio de entrenamientos, alejado de ahí unos 64 kilómetros (40 millas), en el corazón del Silicon Valley.
El Levi’s Stadium innovó con la primera aplicación móvil concebida para que el fanáticos disfrute al máximo su experiencia al ayudarle encontrarle el mejor estacionamiento e identificar los baños menos ocupados. También pueden ordenar comidas y bebidas que serán llevadas directamente a sus butacas, y ver en sus teléfonos y tabletas las repeticiones grabadas desde cuatro ángulos distintos
Al recibir hasta 70.000 fanáticos durante un partido tendrán sus aparatos encendidos, los arquitectos debieron instalar una red que pudiera tener la capacidad para aguantar semejante uso. El estadio cuenta con 644 kilómetros (400 millas) de fibra óptica para la conexión de Wi-Fi y los tableros electrónicos de alta definición