En primer lugar, porque, ningún otro nacional merecedor del gentilicio, ha llevado a cabo una destrucción del país tan cruel, despiadada, infame, rapaz, inhumana y banal como este “presidente del mientras tanto” (Henrique Capriles dixit) que ya gasta tres años en su infame y perversa labor.
Es bueno recordar que, déspotas hubo siempre en Venezuela, mucho antes del anochecer Maduro, pero sin duda con propósitos que jamás se plantearon reducir al país por hambre, enfermedades y quitarle el derecho a la vida, a la propiedad y el trabajo por miedo y cobardía del dictador.
Al contrario, debe señalarse que feroces autócratas como, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, no se olvidaron de justificarse por el logro de la unidad nacional o porque el país se incorporaba al siglo XX con una robusta y funcional infraestructura.
¿Qué deja Maduro? Hambre, enfermedades, pestes como el Zica (que se niega admitir), miseria, hiperinflación, hampa desbordada, narcotráfico, corrupción y presos políticos.
La segunda razón por la cual creo que Maduro no es venezolano, es porque, a diferencia de los 28 millones que portamos los acentos de nuestras regiones de origen (centranos, orientales, guayaneses, llaneros, maracuchos y andinos), este señor Maduro expele una habla neutra, fofa y desabrida, como la de esos malos imitadores que avergüenzan a los originales.
En otras palabras que pronuncia “el venezolano” como un extranjero , lo cual no infama a tantos extranjeros que viven en el país como venezolanos de verdad, salvo si se sueltan a ejercer funciones no autorizadas por la Constitución.
Por último, si Maduro es venezolano, debe presentar los documentos que lo confirmen, como hacemos todos los venezolanos, que con el mayor orgullo exhibimos “partida de nacimiento, cédula de identidad o pasaporte” para gritar: ¡Yo soy venezolano”
En otras palabras –y para terminar- que me sumo a los 10.000 firmantes que ayer se dirigieron a la Asamblea Nacional para “solicitar la investigación de la nacionalidad de Maduro”, pues no es posible que tan feroz destructor de Venezuela, sea venezolano.
Una feliz iniciativa que agradecemos a dos grandes venezolanos: Enrique Aristigieta Gramcko y Nitu Pérez Osuna