En la labor de consultoría de Foro Consultores trabajamos en no pocas ocasiones en el asesoramiento de proyectos residenciales exclusivos como es el caso de Ibiza, del que he escrito recientemente. Si nos referimos a Madrid, el Barrio de Salamanca es muestra de lo más selecto. Hoy quiero tratar en Entorno habitable un hecho que llama poderosamente la atención de este barrio señorial: la inversión que protagonizan fortunas venezolanas en la compra de viviendas, llegando incluso a la adquisición y rehabilitación de edificios singulares.
El Barrio de Salamanca
Aunque comúnmente es conocido con este nombre, si nos ceñimos a la organización administrativa actual, el Barrio de Salamanca en realidad es un distrito formado por seis barrios: Recoletos, Goya, Fuente del Berro, La Guindalera, Lista y Castellana. Cuenta con más de 150 años de historia y forma parte del Ensanche de Madrid, proyectado por el Ingeniero de Caminos Carlos María de Castro. En el siglo XIX se planteó un crecimiento de la capital con un nivel de responsabilidad y conocimiento urbanístico que se antoja muy lejano.
Este enclave toma el nombre de D. José de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, que fue un gran promotor e impulsor de esta zona que se caracteriza por una estructura reticular, con calles perpendiculares y donde los torreones, miradores, portales y fachadas nos evidencian su carácter señorial. Ha sido, por sus características, residencia fundamentalmente de clases altas y el lujo en su comercio siempre ha sido protagonista, siendo ahora las calles Serrano y José Ortega y Gassetescenario de las marcas más exclusivas.
Es lógico que estas calles sean objeto de deseo de las economías más pudientes porque además se encuentran próximas a dos polos de atracción: el Parque del Retiro, con sus agradables paseos; y el Paseo del Prado, donde la concentración de arte alcanza cotas insuperables. Los inversores venezolanos admiran todos estos factores y consideran que adquirir residencias únicas y distinguidas en Madrid es un buen destino para su dinero. Es el tipo de comprador que tiene una buena propiedad en las principales ciudades del mundo como Nueva York o Londres, pues creen que son bienes seguros, razonablemente líquidos y por supuesto representativos.
A continuación, expongo los principales edificios promovidos por venezolanos en Madrid.
Velázquez 87
Fachada del edificio. | ITALINMUEBLES
Se trata de una rehabilitación de un edificio ubicado en la confluencia de las calles Velázquez y Maldonado. Promovida por Italinmuebles, cuenta con un total de 22 viviendas de las que quedan pocas disponibles, un precio próximo a los 8.000 euros por metro cuadrado alcanzando para un piso de cuatro dormitorios la cifra de dos millones de euros. Entre sus zonas comunes cuenta con gimnasio y un área para reuniones o negocios.
Príncipe de Vergara 11
Jardín vertical en la zona interior.
Éste y los siguientes edificios son promovidos por Lemon Prime, que analiza oportunidades de compra de inmuebles enteros para compradores venezolanos rehabilitándolos la empresa Molior Arquitectura y Construcciones.
Tuve la oportunidad en el pasado de conocer el imponente portal de este inmueble pues fue la sede de la Asociación Mutualista de Ingeniería Civil y siempre me impresionó. Fue vendido por Renta Corporación en 2012 por 24 millones de euros y después de una exhaustiva obra ha alcanzado los 9.000 euros por metro cuadrado a pagar por cada uno de los 26 pisosresultantes de los que ya no queda ninguno a la venta. Lo más destacable es que en su zona interior se ha levantado el jardín vertical más alto de España por un importe de medio millón de euros. Hace que las estancias orientadas a él sean apreciadas de igual manera que si diesen a Príncipe de Vergara.
Detalle de los balcones de Lagasca 19.
Lagasca 19
El proyecto ocupa las dos últimas plantas del Edificio José Peña Chavarri, albergando un total decuatro viviendas de las cuales dos son lofts. Su fachada es considerada como una de los más bellas de Madrid de estilo modernista. Los precios oscilanentre los 1,4 y 2 millones de euros.
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