El presidente venezolano Nicolás Maduro demora las medidas económicas. El 15 de enero se presentó ante la Asamblea Nacional (AN) para solicitar el apoyo de los parlamentarios en su intento de decretar una “emergencia económica” y así ampliar sus poderes a la hora de tomar decisiones. “Hay que timonear la tormenta (…) Convoco al heroísmo, a la epopeya”, proclamó el mandatario.
Roberto Deniz / Diario Las Américas
El parlamento, controlado por la mayoría opositora, rechazó el decreto presidencial por considerar que partía de un diagnóstico errado al insistir en la tesis de la “guerra económica” y no reconocer las causas de las distorsiones. Maduro criticó la postura de los diputados, pero casi un mes después su exposición ante la AN sigue sin definir la ruta para reactivar una economía hundida en una contracción desde hace dos años, encaminada hacia la hiperinflación, con un déficit fiscal de dos dígitos y amenazada por el descenso de los precios del petróleo, recurso del que prácticamente proviene la totalidad del ingreso en dólares de la nación suramericana.
“Ya no basta devaluar, subir la gasolina y ajustar los precios. Arrastraron tanto la arruga que se necesitan muchas más cosas para planchar”, resumió en un tuit, publicado el 8 de febrero, Luis Vicente León, economista y director de la encuestadora Datanálisis, a propósito de la evasiva de la administración de Maduro para atender el problema económico.
El propio Ejecutivo nacional asoma las decisiones, pero los anuncios no llegan. “Es evidente que el régimen de divisas se ha agotado”, declaró el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Jesús Faría, en relación al desconcierto cambiario que reina en el país con tres tasas oficiales y un mercado paralelo. Aseguró que en “unos días” el presidente de la República comunicaría las medidas.
Con respecto al aumento de la gasolina –el precio en el mercado interno ha estado congelado desde 1997- el propio Maduro admitió el 15 de enero que “Venezuela tiene que entrar en un nuevo sistema de cobro de sus hidrocarburos”, pero tampoco hay certeza sobre el esquema que adoptará para reducir el impacto del subsidio y aliviar las cuentas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
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