Cientos de cubanos cruzan la frontera todos los días. Reciben autorización para entrar en Estados Unidos en cuestión de horas. Y en cuanto comienzan a caminar por las calles de Laredo, algunos voluntarios les ayudan a organizar un viaje a su destino final, que suele ser Miami, a comenzar las gestiones para su permiso de trabajo o a recibir cupones de comida y seguro médico, servicios a los que tienen derecho todos los cubanos una vez que pisan suelo estadounidense.
Son parte de un flujo de cubanos que no deja de aumentar y que genera tensiones en esta ciudad fronteriza. Aquí todo el mundo todavía recuerda que en 2014, cuando llegaron miles de centroamericanos, las patrullas fronterizas los detenían para llevarlos ante la justicia.
La acogida que reciben los cubanos en Estados Unidos, como consecuencia de las relaciones hostiles que el país mantuvo con el gobierno de los Castro, contrasta con el tratamiento que reciben las familias centroamericanas que huyen de la violencia en sus países.
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