Leopoldo López ha mostrado una coherencia moral y ética poco frecuente en nuestra historia patria, sorprendente para quienes piensan equivocadamente que somos un país de cerveceros y jugadores de caballo desinteresados y facilistas.
Dos años son una vida entera y pasan en cámara lenta si se viven en un cajón oscuro y pestilente en una cárcel inhumana, sin visitas ni TV ni WhatsApp ni Facebook, mientras tu familia vive, sufre y espera, crecen tus pequeños hijos y aprenden sus primeras palabras y dan sus primeros pasos, tienes una bella y maravillosa esposa comprometida con tus sueños, se desarrolla la organización política que fundaste, amigos mueren en una excursión inocente, y tu país se hunde en la miseria más horrible.
Ante eso Leopoldo López ha seguido incólume en ese cajón oscuro de la perfidia en Ramo Verde, como una esfinge de carne y hueso y sueños personales truncados que honra la hidalguía, la audacia y la coherencia humana de lo mejor del venezolano.
Dos años son una vida entera para un ser humano extraordinario, formado sobre pilares de una familia honorable, una madre y un padre entregados a transmitir rigurosamente valores de humanidad y crecimiento personal, un talento único altamente competitivo en cualquier terreno, estudiado en la mejor universidad del mundo, con posibilidades de vida exitosa y tranquila en cualquier campo que deseara, desde la política hasta la intelectualidad hasta el sector privado donde fuere en el mundo.
Pero no. Ante su infinito reino de las posibilidades, LL prefirió escoger el camino estrecho de pasar por la cárcel y el aislamiento de un oprobiosa dictadura que avergüenza a la venezolanidad, sin fecha de salida prefabricada.
Lo primero que dijeron algunos fue que LL negoció su entrega con el gobierno Pero dos años preso en una horrible celda de 2,5×2,5 metros, sin visitas ni confort alguno, demuestran fehacientemente que tal negociación sólo existió en la mente pequeña de unos pocos detractores. Simplemente LL decidió que para revelar la faz dictatorial y moralmente corrupta del régimen, tenía que aceptar el oprobio, hacerse preso para corporeizar la absurda atrocidad.
Otros dijeron que era una estupidez entregarse y que lo mejor era irse del país y desde los medios de comunicación de Miami o Nueva York o Bruselas seguir la lucha política por la libertad de Venezuela. Pues bien, no sabían que LL es signo Tauro, nació el 29 de abril, por tanto es testarudo de pura cepa, extremadamente simplista en lo referente a los valores morales y éticos del ser humano. Se entregó sabiendo los riesgos que corría porque estaba y está convencido que el universo debería conocer tal cual como es, el talante dictatorial del régimen, para que se difuminaran las rosadas campañas de marketing político internacional que le sirvieron por más de una década para esconder la diabólica naturaleza de sus estrategias y sus métodos.
Otros dijeron que su propuesta ante la ilegitimidad del régimen, #LaSalida, era inválida, insistían que había que esperar pacientemente que la podredumbre y la miseria hundieran al gobierno por sí solas, que pedir la aplicación de la Constitución para sacar a los responsables del oprobio era “inconstitucional”, que no se podía acudir al derecho humano básico de manifestar pacíficamente porque los gendarmes se enfurecerían y que el único camino era esperar la automaticidad de los plazos electorales para ver pasar por nuestras casas los ataúdes políticos de la dictadura, sin hacer nada. Pues bien, hoy todo ser venezolano racional sabe que la única opción para Venezuela tenga un futuro es desalojar a los detentores del poder por la vía constitucional y pacífica, exactamente lo que LL proponía hace dos años desde la palestra de la hidalguía y la claridad histórica.
LL no ha visto la luz desde hace dos años. No ha podido subir el Ávila o trotar un maratón en Caracas, no ha podido salir a comerse una pizza con su esposa o ir a una playa a pasar el día, no ha llevado sus niños al colegio ni se ha sentado a conversar con amigos de cosas irrelevantes, no ha podido asistir a una asamblea de su partido ni compartir en una conferencia internacional con brillantes ponentes, no ha podido escribir los dos libros que quería escribir porque le impiden escribir.
Ante todo ello, LL sigue tenaz y sin nervios en Ramo Verde, entrena a diario en su mínima celda y está más fuerte que nunca psicológicamente y físicamente, no ha perdido su buen humor ni su aguda inteligencia analítica, manda mensajes de esperanza a su millones de fans como si estuviera tranquilo en su casa, los soldados rasos de la cárcel se le cuadran porque saben el futuro que le espera.
Gracias a que LL no ha visto la luz en dos años, Venezuela está viendo la luz. No es el único que ha ayudado, pero es uno principal.