Nuestro país acaba de salir de una era en la que vio los mayores ingresos de toda su historia ser dilapidados de una forma realmente abyecta e inmoral. Para tener una idea de lo que estamos hablando solo voy a señalar que entre 1999 y 2015 le entraron a Venezuela más del doble que la sumatoria de los ingresos petroleros entre 1918 y 1998. Está leyendo bien, esta clase política tuvo a su disposición en un lapso de poco más de tres lustros, más del doble que todos los gobiernos anteriores juntos.
La pregunta que uno se hace de entrada es: ¿existe una obra de gobierno, medida en tangibles o intangibles, que justifique el gasto de semejante cantidad de dinero? Respuesta sencilla: no.
Por más que los voceros del gobierno se empeñen en hacernos creer que Venezuela es el país de las maravillas, la triste realidad nos golpea en el alma todos los días. Nuestra nación está sumida en la pobreza. Y, es un hecho incontestable, los venezolanos padecen la peor calidad de vida de todo el continente americano.
¿Cómo pasó esto?¿Cómo llegamos aquí?¿Dónde está esa cantidad fantastillonaria de dinero que se esfumó sin dejar rastro?¿Qué vía se toma para usar el segundo puente sobre el lago de Maracaibo o el tercer puente sobre el río Orinoco?¿En lo intangible, dónde esta ese hombre nuevo que salió de una forma sustentable de la pobreza? No me refiero, por supuesto, a los boliburgueses que se hicieron inmensamente ricos con nuestro patrimonio. Me refiero al venezolano de a pie que hoy sufre las inclemencias de los problemas característicos de un estado fallido.
Lo cierto estimado lector es que el martes 23 de febrero del corriente, el diputado por la MUD, Ismael García comenzó a ofrecer datos al respecto. Las empresas de maletín se birlaron entre 2003 y 2013 la bicoca de 213 mil millones de dólares. Robados. Así de sencillo. Después dijo otra cifra que no recuerdo sobre lo que se sabía que habían sustraído a través del SITME. Si recuerdo que las dos sumas sobrepasaban los 300 mil millones de dólares. No entiendo cómo es que hay gente que todavía defiende esto como si hubiese sido un proceso político honesto y no el saqueo vulgar que terminó siendo.
Los venezolanos hemos sido despojados de un sistema de electricidad eficiente y acorde con los tiempos de desarrollo que disfrutan el resto de los países de la región. No están representados por ningún lado los sesenta mil millones de dólares que el gobierno pagó por una serie de plantas que resolverían los problemas que sufrimos en la crisis de 2010. La excusa que usa el ministro es verdaderamente una comiquita. Sabotaje. Una razón que solo se puede entender en un país en el que el gobierno ha perdido la capacidad de ejercer funciones de vigilancia y control sobre su infraestructura.
Hemos sido despojados de nuestro sistema de salud y por lo tanto del derecho a contar con un servicio de calidad. Que el venezolano sea atendido con la eficacia que se deriva de haber sido un país inmensamente rico. Lo cierto es que si no fuese por la infraestructura construida hasta 1998 no tendríamos donde caernos muertos.
Fuimos despojados de un sistema educativo que tenía reconocimiento a nivel internacional. Nuestras universidades han sido reducidas a simples estructuras en las cuales se dan clases, en la mayoría de los casos en medio de carencias inauditas. La fuga de cerebros es una cuestión que asusta. Uno de nuestros depredadores en esta materia ha sido Ecuador que montó un programa de captación internacional de profesores bien pagados. Salarios hasta 300 veces superior al que gana un profesor venezolano.
Despojados de nuestras calles. El hampa campea. Reta a un gobierno débil en todos los terrenos. El artículo En masa del padre Moreno nos narra una situación de calamidad pública. Las bandas criminales se exhiben en las redes sociales. Están mejor armadas y organizadas que nuestras policías. Un delincuente a sueldo gana mucho más que un agente con el agravante de que goza de mayor seguridad social para él y su familia.
Hemos sido despojados del agua. Ni un solo reservorio ha sido construido en los últimos 17 años. Tenemos la misma capacidad instalada de cuando éramos seis millones menos. Los planificadores del gobierno prefirieron regalar dinero a otros países para esos menesteres, que invertirlos en nuestra infraestructura ya vetusta y necesitada de nuevas construcciones.
Nos despojaron de nuestra capacidad de avanzar en nuevas tecnologías. Mientras en el resto del mundo se usan equipos de última tecnología sobre redes ultra-rápidas, nosotros tenemos uno de los servicios de internet más lentos del planeta. Ya la gente puede volver a usar como excusa eso de que no llamaron porque el teléfono lo tienen averiado.
Nos despojaron de nuestra solvencia. No contentos con dilapidar y robarse el mayor monto de dinero que haya manejado un gobierno en nuestra historia, adquirieron deudas que nos tienen con la soga al cuello. Además, este gobierno que se la tira de socialista prefiere seguir pagando una de las deudas más caras del planeta que importar comida y medicinas para los venezolanos. El refinanciamiento de la deuda es una obligación, y para ello, se debe acudir al Fondo Monetario Internacional duélale a quien le duela.
El más lamentable de los despojos es el del orgullo de ser venezolano. Ya en el mundo nos ven como unos menesterosos. Nuestros jubilados son desalojados de apartamentos por falta de pago, nuestros estudiantes están en situación de pordioseros, los viajeros rogando que la tarjeta pase y no tener algún inconveniente que requiera dinero adicional. Sobre los estudiantes y jubilados he oído la vergonzosa sugerencia de que se devuelvan. Para muchos de ellos eso no es una opción porque no tienen donde vivir en Venezuela. Sin mencionar el derecho que se tiene a fijar residencia en cualquier parte del mundo.
Hemos sido despojados por una clase política criminal. Por gente a la que no le ha importado gastar nuestro dinero a manos llenas en el exterior. Que regalan todos los días nuestro petróleo. Asesorados por gestores de los bonos de la deuda pública más interesados en quedar bien con sus clientes que en la suerte que corren los venezolanos.
Ha llegado la hora de recuperar nuestro país.