Esta lucha ancestral, no ha concluido. En Venezuela, tenemos un gobierno que dice defender a la mujer y sus derechos pero que en su accionar es profundamente misógino y enfila contra nosotras su mayor carga de violencia.
El mundo entero fue testigo del crimen a mansalva contra la joven e indefensa Geraldine Moreno, hace más de dos años y aún los culpables no han sido condenados, así como de los abusos de las fuerzas públicas contra Marvinia Jiménez, Delibeth Briceño, María de Lourdes Afiuni, Sairam Rivas, solo por nombrar algunas.
El país ha escuchado con estupor los relatos de los maltratos y crueldades a las que han sido sometidas las presas políticas y como han humillado, agraviado, atropellado a las esposas, madres e hijas de los presos políticos, tratando –sin éxito- de dañar su entereza y dignidad.
El caso de María Corina Machado, merece mención aparte, ha sido víctima de violencia física y de violencia política, que va desde un sinfín de persecuciones, pasando por la destitución arbitraria de su cargo como diputada electa por la voluntad popular, hasta llegar a una inhabilitación electoral abusiva, caprichosa e ilegal, solamente por tener el deseo de tener un país distinto.
Pero la forma más general y cruel de violencia a la que estamos sometidas todas las mujeres que habitamos este maravilloso país, es la violencia emocional, esa que nos obliga a mantenernos preocupadas en sobrevivir. Una violencia que nos constriñe a pasar horas interminables en colas para poder acceder a una ínfima cantidad de productos básicos, la que nos hace perder horas de vida ocupadas en procurar las medicinas que necesitamos para nosotras o algún miembro de la familia. Y cuando por fin encontramos el producto requerido, se hace inaccesible por los altos precios, que derivan de políticas económicas desacertadas. Esa misma violencia, nos expone a la inseguridad y destroza nuestros corazones por la muerte de algún ser querido en manos del hampa desbordada por la impunidad, consentida por el regimen.
En el marco del mes de la mujer es propicio recordarle a Maduro que nosotras tenemos la capacidad de ampliar y mejorar las cosas que recibimos y en tal sentido, me voy a permitir transcribir -especialmente para Nicolás- un escrito anónimo que leí alguna vez “Las mujeres son grandiosas. Dale a una mujer un espermatozoide, y ella te dará un hijo, dale una casa y ella te dará un hogar, dale alimentos y te dará una exquisita comida, dale una sonrisa y ella te dará su corazón…tienen la facultad de multiplicar y engrandecer cualquier cosa que le des….así que si le das problemas, ¡!!prepárate!!!!”
¡Feliz día mujeres!
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