Las autoridades ingresaron el martes en la madrugada y demolieron la vivienda de una habitante de una favela que se había convertido en un símbolo de la lucha entre la ciudad y los residentes del barrio Vila Autodromo por su lucha por permanecer en la zona, cerca del Parque Olímpico de Río de Janeiro.
Por BRUCE DOUGLAS, Associated Press
La semana pasada se emitió una orden judicial que autorizaba la demolición, y las conversaciones entre la ciudad y Maria da Penha, una portavoz no oficial para las familias que se negaron a salir del barrio pobre, se vinieron abajo el fin de semana.
Residentes y activistas se reunieron afuera del parlamento estatal en el centro de la ciudad para protestar por la medida, y el alcalde de Río ofreció una conferencia de prensa en la que prometió que los que desearan quedarse en el área podrían hacerlo.
El alcalde, Eduardo Paes, esbozó sus planes para reubicar a las familias que se niegan a moverse en nuevas unidades habitacionales que se construirán en el mismo lugar para cuando comiencen los Juegos Olímpicos el 5 de agosto.
Los residentes de Vila Autodromo se mostraron escépticos ante la propuesta, que difiere sustancialmente de un plan planteado por la comunidad la semana pasada.
En un principio en la favela vivían 700 familias, y la mayor parte de ellas se marcharon ante la presión de la ciudad o por ofertas de que recibirían una compensación o una reubicación en un complejo residencial cercano. Los activistas dicen que aún quedan unas 50 familias, pero la alcaldía señala que esa cifra es de alrededor de 30.
La mayor parte de las propiedades en el área han sido demolidas. Los que aún viven allí dicen que sólo tienen acceso esporádico a la electricidad y el agua corriente, y denuncian que representantes municipales los están amenazando para que se vayan.
Gran parte del Parque Olímpico será transformado en desarrollos habitacionales después de los Juegos. Paes les dijo a los periodistas que la ciudad planea construir 32 viviendas nuevas para las familias que aún viven en la favela, que se construirían en la zona a un costo de entre tres millones y 3,5 millones de reales (entre 800.000 y 930.000 dólares).
“Siempre hemos dicho que los que quieran quedarse pueden hacerlo”, afirmó el alcalde. “No vamos a hacer víctimas de los que no son víctimas”. AP