La secretaria de Justicia Familiar en el estado Bolívar, Mariluz Rojas, se pronunció en torno a los altos índices de corrupción en el país, que se reflejan en el desabastecimiento de los principales rubros alimenticios, las medicinas y en la inseguridad.
Nota de prensa
Para Rojas, las madres en Venezuela desde hace tiempo viven en zozobra, cuando no es por vivir en la cacería de alimentos para poder alimentar a su familia, es porque están en vilo por el miedo que les produce que sus hijos o familiares sean víctimas de la delincuencia.
La justiciera relata que las féminas han sido relegadas a las colas donde se violan los derechos humanos y constantemente son maltratadas por los funcionarios.
No obstante, esto no es lo peor que tiene que vivir una madre en Venezuela- dijo Rojas- la pesadilla real es para quienes les llega la infortunada noticia de que su hijo fue víctima del hampa, tal y como le ocurrió el jueves a la madre de Larrys Salinas, quien en vida fue un ángel para los niños de Guayana y toda Venezuela.
“La pérdida de Larrys es algo irreparable para los guayaneses, ayer (jueves) unas balas truncaron su hermosa misión en la tierra y no es justo que los venezolanos tengamos que vivir así, de luto, despidiendo a quienes el hampa arrebata la vida. No es justo que hoy sus amados niños del coro tengan que llorar por su despedida física”.
Asimismo, Rojas se solidarizó con las madres de Tumeremo, quienes ruegan por poder encontrar a sus hijos, al menos sus cuerpos para poder enterrarlos dignamente.
Según Rojas, todo lo que se vive en Venezuela es resultado de la impunidad y la corrupción, sostuvo que la falta de justicia es lo que incita a que continúe la espiral de violencia en el país, así como el enriquecimiento ilícito.
“Golpe al estómago”
Rojas indicó que no solo la escasez atenta contra alimentación de las familias venezolanas, también la inflación es un factor coyuntural en que el ciudadano de a pie no esté comiendo las tres comidas diarias. Recordó que según las cifras del mismo Banco Central de Venezuela, el encarecimiento de los alimentos para el año 2015 alcanzó la cifra más alta del mundo, un 315%.