El Chelsea cerró su semana negra, en la que fue eliminado de la Liga de Campeones por el PSG, con una nueva derrota en la Copa, a manos de un exjugador suyo, el delantero belga Romelu Lukaku, que firmó un doblete para clasificar al Everton del español Roberto Martínez a semifinales.
EFE
La Copa era la tabla de salvación de un Chelsea a la deriva en una temporada para el olvido. Sin opciones en la Liga y recientemente eliminado por el PSG en Liga de Campeones, el equipo de Guus Hiddink se jugaba todo a una carta en Goodison Park.
Con cuatro españoles en su equipo titular -César Azpilicueta, Cesc Fabregas, Pedro y Diego Costa- intentó llevar el mando el partido y la mejor ocasión del primer acto estuvo en una falta de Willian ante la que se lució el también español Joel Robles en su estirada.
La tensión marcó el duelo, en un encuentro cerrado con pocas llegadas a las áreas y de mucha pelea. El Everton comenzó a crear peligro a balón parado y en el segundo tiempo sacó provecho del cansancio del Chelsea.
Aunque la acción que pudo decidir el encuentro estuvo en botas de Diego Costa, cuando tras un pase de Cesc regateó al portero y pegado a la línea de fondo, con poco espacio para marcar, chutó a puerta y la pelota se paseó por la línea de gol sin encontrar portería.
No falló un ex del Chelsea, el mejor del partido. Lukaku encontró espacios a espaldas de la defensa rival, a la que trajo de cabeza todo el encuentro. Obtuvo el premio a los 77 minutos en una acción que le define. Recibió en el costado izquierdo, se fue con potencia y recortes de tres, y disparó abajo cruzado para romper el encuentro.
Solo cinco minutos después, desde el otro perfil, encontró el lugar del desmarque para el pase en profundidad y superó a Courtois con un derechazo que se colaba entre las piernas del portero.
La desesperación provocó una nueva expulsión en un incidente de Diego Costa. Recibió una dura entrada, de la que se levantó rápido para buscar a Barry, chocar cabeza con cabeza y hasta amenazar con un mordisco en la yugular que acabó sin apretar los dientes y con un beso. El colegiado le mostró la segunda amarilla como más tarde ocurrió con Barry, por repetir entrada dura sobre Cesc.
El Everton accedió a semifinales y dejó al Chelsea en blanco en su temporada, confirmando con Hiddink el mal inicio que tuvo con José Mourinho al mando en un proyecto a la deriva.