Judith Sukerman: Nuestro insólito país

Judith Sukerman: Nuestro insólito país

thumbnailjudithsukermanDebemos reconocer que nuestro país, siempre ha tenido una buena dosis de extravagancias propias del mejor realismo mágico latinoamericano, pero en las últimas semanas ha llegado a niveles realmente absurdos, a continuación algunos ejemplos:

El 11 de Marzo, Marcelo Resende, delegado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) felicitó al gobierno venezolano por la creación del “mejor sistema popular de distribución de alimentos” -hace un año esa misma organización premió a Venezuela por “los progresos notables y extraordinarios en la erradicación del hambre”- a pesar de que el mundo entero es testigo de las inmensas colas que se hacen a diario, frente a cualquier centro de expendio de alimentos debido a la cada vez mayor escasez, estimada recientemente en 80% por los estudios más serios.

El Tribunal Décimo Cuarto de Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes negó una medida preventiva destinada a garantizar el suministro de medicamentos esenciales para niños y adolescentes, solicitada por una ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos. En esa decisión el tribunal alegó que no existían “pruebas suficientes sobre escasez de medicamentos en el país” a pesar de que la propia ministra de salud, ya había reconocido públicamente el desabastecimiento de medicamentos, llegando a decir que “la población lo siente y está ocurriendo, es una situación que no la podemos negar”. Además en el tristemente célebre Decreto de Emergencia Económica se hace referencia expresa a las dificultades de acceso a bienes y servicios esenciales en detrimento a los derechos constitucionales a la salud y a la alimentación. Eso sin contar, los dolorosos testimonios recogidos en diferentes medios de comunicación social de padres y familiares de niños que han fallecido por la carencia de fármacos.





El Despacho de la Presidencia tiene dispuesto en la partida de alimentos y bebidas la impúdica suma de 174.531.279 Bolívares para el año 2016, es decir 14.500.000 Bolívares mensuales, mientras la gran mayoría de la población venezolana recibe como salario mínimo mensual la cantidad de Bolívares 11.577,81 y el gobierno amparado por una emergencia económica, nos mete la mano en el bolsillo, aumentando la gasolina, los impuestos, y aprobando una severa devaluación.

Tenemos 7 magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, algunos de ellos designados a través de un procedimiento ilegal por parte de la anterior Asamblea Nacional, tomando decisiones inconstitucionales que atropellan la voluntad de más de 7 millones y medio de venezolanos.
Se decreta como no laborable la Semana Santa entera y las oficinas y empresas públicas trabajan solo medio tiempo, desde hace un par de semanas, cuando deberíamos hacer el mayor de los esfuerzos por incrementar e impulsar la producción nacional.

Atravesamos la mayor crisis eléctrica de la historia del país, el control del consumo eléctrico atenta contra la productividad y afecta la calidad de vida de todos los ciudadanos, sin embargo se ordenó mantener la cruz del Avila prendida por 10 días para conmemorar el aniversario del fallecimiento del ex presidente Chávez
Está injustamente preso el hombre que tiene la capacidad y la preparación para sacarnos de este atolladero, solo porque se atrevió a plantearnos un país distinto, a advertirnos los riesgos de seguir con este sistema de gobierno, porque levantó su voz en defensa de la libertad, la democracia y nuestros derechos ciudadanos, mientras Maduro y sus ministros, únicos responsables de este desastre, convertidos en millonarios, andan libres y “gobernando” el país.

Sin duda, en un país menos insólito que el nuestro, el residente de Miraflores sería Leopoldo López y el de Ramo Verde, Nicolás Maduro.
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