Interrumpo la caminata matutina porque un amigo me detiene para comentar los sucesos de El Playón, lugar donde los pobladores reclamaron a varias personas que circulaban a alta velocidad, entre los integrantes del grupo infractor habían algunos escoltas, uno de ellos con el arma que portaba amenazo a vecinos, incluyendo a un niño que se encontraba jugando.
La comunidad inició la protesta contra los abusos trancando la vía principal, resultando fuertemente reprimidos por la Guardia Nacional, el propietario de la posada donde se alojaba el grupo de abusadores fue detenido porque presuntamente informó a los vecinos que eran escoltas de una sobrina de Cilia Flores. Permaneció en el SEBIN durante un tiempo a pesar que un juez había ordenado libertad plena.
Como era de suponer ese era apenas el inicio de un un diálogo que requería más tiempo que una breve interrupción, optamos entonces por continuar juntos el recorrido. Recordamos por asociación que la audiencia de los otros sobrinos fue aplazada para el seis de abril y sobre ese diferimiento se tejen diversas conjeturas.
Le comento al amigo que quienes están gobernando pareciera no percibir los cambios que se están produciendo, actúan como si desconocieran la realidad, creen que pueden seguir cometiendo impunemente sus tropelías. La ministra Gladys Requena declaró desde Río Chico: “Este pueblo está disfrutando plenamente de una vida feliz, en uno de los países que garantiza la felicidad”. Insolente afirmación que constituye una burla a todas las personas que pasaron en penuria por la búsqueda de alimentos y medicinas. Esta semana las únicas colas que disminuyen son las del tránsito de vehículos. A la ministra solo le falto añadir que la felicidad era suprema, gracias a la gestión pasada de un Viceministerio que no sabemos si aún existe.
Seguimos pasando revista a la actualidad e intercambiando opiniones hasta despedirnos al culminar nuestra rutina. Me retiro a cumplir con una cita prevista en un café -aunque pareciera que la actividad política también estuviera de reposo- al incorporarme a la reunión la conversación gira en torno a la detención de tres sargentos de la GN en el aeropuerto de Barquisimeto, de donde partió el avión que fue capturado con de varios centenares de paquetes con drogas en República Dominicana. Los participantes expresan su preocupación – o más bien su alarma- por la cantidad de efectivos militares recientemente implicado en estos delitos.
Los periodistas de sucesos no tienen descanso la tarde les aguarda con algunos hechos noticiosos; para variar se reportarían desde las redes sociales un intenso tiroteo en la cota 905. Ese mismo día, en Guarenas intentaron quemar un Mercal, mientras en El Valle aproximadamente veinte hombres con armas largas asaltaron y saquearon otro.
A eso de las 7:45 pm aproximadamente vengo transitando por la avenida intercomunal, de El Valle. observo una aglomeración de personas y dos camionetas de la PN, en la estación que lleva el nombre de la parroquia, luego me entero de la causa; se perpetró un robo masivo en vagón del metro.
Este sábado no fue excepcional, vivimos la cotidianidad ya acostumbrada. Apenas narramos algunos hechos, la violencia dominante, la irresponsabilidad de los gobernantes, en definitiva un sábado con más penas que gloria. Los venezolanos merecemos vivir de otra manera. La sociedad ha venido tomando conciencia de ello, la aspiración de cambio recorre todo su cuerpo, se respira por sus poros. En buena medida ese anhelo se expresó en diciembre. El rescate de la esperanza y del futuro para los más jóvenes es una necesidad como país. El cambio político es imprescindible para lograr esos propósitos. Las vivencias cotidianas nos señalan con urgencia esa necesidad. Hacerlo posible depende de la conducción unitaria, de perseverar con denuedo y emplear todo nuestra creatividad en los días por venir. Ese es nuestro desafío, pese a las dificultades de el presente saldremos nuevamente airosos. Ese reto no es para nada sencillo, pero le da pleno sentido y justificación a la lucha que hoy libramos.