El británico de 21 años Alex Caviel, salió con sus amigos por una zona de bares de Chelmsford y al despertar vio la Sagrada Familia de Barcelona. Casi 2.000 kilómetros separan ambas ciudades, pero el alcohol y el desmadre le pusieron en un avión camino de España, reseña gonzoo.com
“Mi mejor amigo y yo fuimos a casi todos los pubs de Chelmsford”, relata este joven al diario ‘Essex Chronicle‘. “Pero a eso de las tres y media mi amigo desapareció”, continúa, “y recuerdo que pensaba para mí ‘estaría bien viajar a alguna parte'”. Así, terminó en la estación de autobuses de la ciudad británica, se montó en uno de los autocares con destino al aeropuerto y de camino reservó un vuelo a Barcelona: “Todo lo que recuerdo son destellos del aeropuerto de Stansted”.