¿Harto del bullicio de la ciudad? ¿Te apetece escaparte a un lugar sin coches, ni turistas, ni smartphones y, si me apuras, sin gente? Cualquiera de estas casas pueden servirte. Son algunas de las construcciones más remotas, y aisladas del mundo, y todas ellas se pueden visitar.
Moonhole (Isla Bequia, San Vicente y Las Granadinas)
Moonhole podría estar en una lista de lugares abandonados si no fuera porque ya no lo está. Esta extraña casa de naufragos al borde del mar la construyeron a finales de los años 50 el matrimonio de publicistas Tom y Gladdie Johnston. En aquel tiempo las leyes de costas no eran algo muy en boga, así que Tom Johnston construyó su particular nidito hippie de amor sin licencia, sin saber de arquitectura y con materiales que encontró en la playa, incluyendo huesos de ballena.
Con el tiempo, la comunidad se fue ampliando. En 1964 fundaron la Moonhole Company Limited y construyeron más villas de piedra en un terreno adyacente. La muerte de Tom en 2001 provocó una batalla legal por la propiedad de las villas y el abandono de estas. Recientemente, la compañía logró restaurar parte de ellas y ofrecerlas como alojamiento en la exótica isla de Baquia, en el Caribe. La villa original de Tom y Gladdie sigue abandonada.
Adrere Amellal (Oásis de Siwa, Egipto)
El oásis de Siwa es uno de los destinos más raros de Egipto. Está próximo a la frontera con Libia (a 560 kilómetros de El Cairo a través del desierto), y llegar hasta allí no es nada sencillo.
El aislamiento de Siwa ha hecho que la comunidad bereber que lo habita tenga una serie de particularidades únicas en el mundo. Es probablemente la única comunidad de Egipto que tolera abiertamente la homosexualidad e incluso celebra matrimonios entre personas del mismo sexo. La artesanía y costumbres del lugar también son únicas, y cuenta con varias ruinas egipcias de importancia.
Adrere Amellal es un alojamiento ecológico en las afueras de Shali y uno de los mejores hoteles de Siwa. No es un lugar en el que no encontrarás gente, pero si un hotel rural en un oasis remoto del desierto egipcio no es apartado, no se qué puede serlo.
El faro de Bishop (Islas Sorlingas, Reino Unido)
En el extremo oeste de Inglaterra, frente a las costas de Cornualles, están lasIslas Sorlingas (Scilly en inglés). Las islas en sí ya son un destino inusual y lejano, pero a 45Km de la costa británica, en su extremo más apartado, está Roca Bishop, apenas un montículo pelado de 46 x 16 metros en el que abandonaban a los criminales a su suerte durante la edad media.
En 1851, comenzó la construcción de un faro que no se completó hasta siete años después. A día de hoy, la mejor manera de llegar allí es en helicóptero, y si hay temporal las enormes olas impiden su aterrizaje. El faro funciona de manera automática desde 1992, con esporádicas visitas de los técnicos encargados de su mantenimiento. Si la mar está calmada se puede visitar en barco.
Wordie House (Winter Island, Antártida)
No hay muchos sitios en los que hacer turismo en la Antártida. Uno de los pocos es Wordie House, una antigua estación de investigación situada en Winter Island, un islote de 200 x 900 metros. Hoy es un museo visitable en barco desde alguna estación vecina como la base de investigación Vernadsky, uno de los pocos lugares del continente helado con servicio de correos desde el que enviar una postal. Ambos lugares están en el sector argentino de la Antártida.
La casa de la isla Elliðaey (Islandia)
Se la conoce erróneamente como la casa de Björk, debido a una leyenda urbana que dice que el gobierno islandés se la regaló a la cantante por poner a Islandia en el mapa con su música. En realidad no tiene nada que ver con la diva nórdica de la música electrónica.
Elliðaey es la isla más nororiental del archipiélago Vestmannaeyjar, al sur de Islandia. La famosa casa de la foto es, en realidad, una cabaña de cazadores porque toda la isla es un excelente coto de caza y observación del ave marina conocida como Frailecillo. Al otro lado de la isla hay un par de casas. Elliðaey tiene un censo de cinco habitantes.
Bjarnarey (Islandia)
Si Elliðaey te parece demasiado grande y populosa, siempre puedes virar la proa de tu barco hacia Bjarnarey. Es otra de las islas del archipiélago Vestmannaeyjar. Está a solo 1,4 Km de la costa, pero para llegar hasta la única casita que alberga hay que subir los acantilados de la isla mediante cuerdas y algunos asideros herrumbrosos clavados en las piedras.
A 160 metros de altura nos espera nuestro destino, una cabaña para cazadores de Frailecillos que solo la habitan en temporada de caza. No tiene luz ni agua corriente (se recoge de la lluvia), pero las vistas son impresionantes… y hay frailecillos.
La villa de Roca Dunbar (Guanaja, Honduras)
Los promotores de Roca Dunbar aseguran que Guanaja es la famosa Isla de los pinos (Más tarde Isla Juventud) que descubrió Cristobal Colón en su primer viaje, pero es un error. Guanaja es una isla perteneciente a Honduras que Colón descubrió en su cuarto viaje a las indias. En sus cayos se asienta una diminuta roca y, sobre ella, una mansión con todas las comodidades y servicios de un pequeño hotel.
Dunbar Rock tiene hasta piscina propia y un pequeño helipuerto. La mansión tiene 10 habitaciones individuales y puede alquilarse de forma exclusiva. Un fin de semana para 20 personas sale por unos 39.000 dólares, pero si no la queremos en exclusiva, tiene paquetes vacacionales para una semana por alrededor de 1.100 dólares por persona.
La isla con espacio suficiente (Ontario, Canadá)
Su nombre lo dice todo. Si sales muy rápido de casa acabarás con tus huesos en las aguas del río San Lorenzo. La isla con espacio suficiente (Just Room Enough Island) fue bautizada así por la familia que la adquirió en los 50 para construir una casita de veraneo.
Pese a su diminuto tamaño, ha resistido bien las crecidas del río todos estos años y cumple los requisitos legales para ser considerada una isla del archipiélago conocido como Las mil islas: sobresale del mar, tiene más de un pie cuadrado, y tiene un árbol. A día de hoy, sin embargo, se ha convertido en una atracción turística y no permite mucha intimidad.
Casa do Penedo (Fafe, Portugal)
Su nombre significa literalmente “Casa del peñasco” en Portugués. Se trata de una pequeña vivienda encajada entre dos enormes rocas en las montañas de Fafe, en Portugal, a medio camino entre Fafe y Celorico de Basto. En origen era una casa de verano en la montaña. Hoy alberga un pequeño museo con su historia. Para llegar a ella hay que caminar entre los molinos de un parque eólico. Esta es su posición en Google Maps.
Gásadalur (Sørvágur, Islas Feroe)
El archipiélago de las Islas Feroe, ubicado en el frío Mar del Norte entre Escocia, Noruega e Islandia ya es un destino remoto de por sí. Feroe es un país independiente vinculado a Dinamarca, pero sus 50.000 habitantes hablan un idioma completamente diferente, el feroés, basado en el noruego antiguo.
De las 18 islas del archipiélago, la de Vágar es la más remota. En una esquina de Vágar se encuentra la pequeña aldea de Gásadalur. Desde 2004 es accesible mediante un túnel que la conecta con el mundo. Antes solo tenía escaleras excavadas en el acantilado. Según un censo de 2012, tiene 18 habitantes.
Fogo Island Inn (Isla Fogo, Canadá)
Fogo Island es una isla de 254 km² en la costa de Terranova, al norte de Canadá. Aunque está lejos, tiene varias poblaciones dedicadas sobre todo a la pesca, y más recientemente al turismo. En su extremo norte se encuentra un edificio de aspecto futurista, la posada Fogo Island. Pese a su nombre, es un hotel de lujo con todas las comodidades (wifi incluido). Quizá no sea el lugar ideal para desconectar, pero sí uno de los más alejados para hacer turismo sin entrar en demasiada aventura.