Hay lágrimas, impotencia y dolor. Ya el problema no es solo de un grupo, sino que afecta a más de 300 mineros, cocineras y dueños de molinos. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Ejército tienen más de cinco días internados en la mina Guacamaya, Botanamo, El Pilón, El Limón, Murciélago, La Luisa, Nuevo Callao, Hoja de Lata I-II y Vuelvan Caras, reseñó El Correo del Caroní.
Por Pableysa Ostos
Según les han dicho “las órdenes vienen de arriba” y la misión es destruir cada uno de los campamentos en esas zonas mineras. Admiten que tras la masacre ocurrida el 4 de marzo en la vía de Los Peregrinos, misma que conduce al sector El Miamo, mina Atenas, no han tenido paz.
En el pueblo hay temor y desesperación. Rosa Rivas representa a los mineros de la mina Botanamo y relata entre lágrimas e impotencia que desde el viernes pasado llegó al lugar una comisión mixta conformada por funcionarios de la GNB, Ejército, Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
“Nos tuvieron debajo de unas matas sin comer ni tomar líquido”, explica Rosa Rivas. Asegura que les dieron dos horas para desalojar la mina. “Nos rompieron los congeladores, negocios, casas. Todo lo quemaron, según ellos somos una mina fantasma. Somos 365 mineros que laboramos ahí, somos un grupo de padres y madres que trabajamos para nuestros hijos, nos dejaron sin nada, no nos respetaron nuestros derechos”.
El llamado de Rivas fue claro y con la esperanza de ser escuchado: “yo, como madre, minera, luchadora, hago un llamado al Gobierno, al presidente, al gobernador: pónganse la mano en el corazón, nosotros, en el municipio Sifontes no tenemos empresas para trabajar, no tenemos medios para llevarles las cosas a nuestro hijos”.
Tumeremo
Grupos armados imponen sus reglas desde hace más de cinco años. Tumeremo ha tenido un cambio desde hace un mes. Oficialmente, 17 personas fueron asesinadas por un hombre apodado el Topo.
Un mes después de la masacre de Tumeremo, el Gobierno no ha dado con los autores materiales ni intelectuales de la matanza que ubicó al municipio Sifontes de Bolívar en el mirador mundial por la crueldad, anarquía e impunidad en las minas del estado Bolívar.
A pesar de que los cuerpos fueron localizados y entregados a sus familias y van cinco personas detenidas por la masacre, los habitantes de esta población siguen sin tener calma. “No todos somos malandros, no todos somos el Topo. Somos mujeres luchadoras; le agradezco señor presidente: soy una madre, me duele Sifontes. Me duele y me quedé sin nada, ¿hasta cuándo este atropello con el minero y con las mujeres? ¡Respete nuestro derecho!”, exclama Rosa Rivas.
¿Qué quieren? Paz, contestan. “Queremos trabajar, trabajar organizadamente, primero me dijeron que armáramos una brigada, lo hicimos. Y los funcionarios nos dijeron ¿quién te dio ese papel? Eso no vale nada”, rememora Rivas.
“¿Cómo que no vale nada? Si dice Petróleo y Mina en este registro. Entonces explíquenos para qué nos piden que nos organicemos si no nos respetan como personas y mujeres luchadoras. Si este papel no vale nada entonces para qué dice Petróleo y Mina, dónde estamos pisando entonces”.
“Queremos respuestas. Estoy organizada porque el Gobierno mandó hacer pequeñas cooperativas, brigadas o microempresas. Yo tengo la prueba de mi registro”, reitera Rivas.
Protesta continua
El miércoles, varios mineros afectados se reunieron en la Plaza Bolívar, de Tumeremo, capital del municipio Sifontes, para protestar por lo que -según ellos- están viviendo desde hace días.
“Mientras estábamos reunidos protestando, nos avisaron que habían destruido Vuelvan Caras. Quemaron todo”, comenta un minero. El hombre que labora en Hoja de Lata II aseguró que se mantienen a la espera de que se les informe si pueden regresar a trabajar o no.
– ¿Qué les han dicho a ustedes sobre esa militarización?
– Que son órdenes de arriba, que mientras el Gobierno no se retracte de eso, ellos seguirán cumpliendo las órdenes, de Nicolás Maduro y de esa gente de allá (Caracas). Nosotros ya introdujimos la denuncia ante la Fiscalía.
– ¿No tienen miedo de llevar adelante esa denuncia?
– No, porque es la única manera que tenemos de hacernos sentir, pronunciándonos ante los medios de comunicación. Porque si no, ellos van a seguir atropellándonos y abusando.
“En el hospital de aquí (Tumeremo) hay un muchacho todo aporreado, hospitalizado. Sus compañeros aseguran que fue el Ejército que lo golpeó, él trabajaba en Vuelvan Caras”, asegura.
– ¿El Ejército está obligándolos a ustedes a dar información sobre el Topo?
– Ellos en Vuelvan Caras golpearon a la gente para que dieran esa información… dónde andaba ese señor o su familia. El rumor que hay es que cuando los helicópteros del Gobierno estaban llegando a esa zona esa gente se fue. Agredieron fue al pueblo, a las mujeres las pusieron a que les cocinara (a los funcionarios). Les daban una comida diaria, y ni los dejaban salir, les decían “ustedes saben dónde está el Topo”. ¿Cómo nos van a preguntar eso? Si uno no sabe. Los malandros cometen sus fechorías y eso es secreto de ellos.
Reiteran que “la mina es de los mineros, ellos (los grupos armados) lo que hacen es llegar a cobrar su vacuna y ya”.
En Vuelvan Caras no es distinto
“Llegaron toditos y se metieron, nos lanzaron en el piso, a las mujeres y hombres, todos los que estaban ahí, con tremendo palo de agua. Nos golpearon y humillaron”, contó una joven en Vuelvan Caras, otra mina del municipio Sifontes, sobre la irrupción de la comisión mixta.
“A los hombres les colocaban las pistolas en la cabeza. Los militares nos roban las cosas, colonias, ropa, ron (el cual meten en la cantimplora). Yo trabajaba en una de las bodegas. Desde el martes pasado se llevaron en un helicóptero a cuatro personas, entre esas un menor de edad de 17 años, del cual no se sabe nada, eso lo denunciamos en Fiscalía. Hay un señor que no puede ni caminar en el piso, señores mayores. A los indígenas los golpearon en la cabeza. Uno está es trabajando. No tienen por qué maltratarlo a uno”, cuestionó.