El papa y otros dos prominentes líderes cristianos se alistan para reunirse el sábado en una isla griega y ofrecer un único mensaje: que están con los miles de refugiados que en su búsqueda por la seguridad en Europa se han arriesgado a morir para toparse con alambres de púas y ser encerrados en campamentos.
AP
La Unión Europea está determinada a que miles de migrantes sean devueltos a Turquía en virtud de un acuerdo que busca detener el flujo masivo de refugiados al continente. La peregrinación de los tres altos líderes cristianos podría avergonzar a los líderes de la UE, que ya están bajo ataque de los grupos de derechos humanos.
El papa Francisco, el patriarca ecuménico Bartolomé I —quien es el líder espiritual de los cristianos ortodoxos— y el jerarca de la Iglesia de Grecia, el arzobispo de Atenas Jerónimo II, se dirigirán el sábado a la isla de Lesbos para expresar su solidaridad con los refugiados y migrantes que han llegado a Europa huyendo de la guerra, la pobreza y la persecución.
El Vaticano informó el jueves que la visita de cinco horas del pontífice era meramente humanitaria y religiosa, no política, y que su objetivo no era criticar el programa de deportación. Sin embargo, el vocero papal, Federico Lombardi, reconoció que Francisco ya le ha dicho a Europa que tiene la “obligación moral” de recibir a refugiados y que es “evidente” que la crisis humanitaria en Europa sólo existe porque no se han hallado soluciones políticas a conflictos regionales.
El miércoles, Francisco dijo que él y otros líderes ortodoxos pretendían “expresar cercanía y solidaridad tanto con los refugiados como con los ciudadanos de Lesbos, y toda la gente griega que es tan generosa al recibirlos”.
Aunque no hay comunicados oficiales que relacionen sus visitas con las deportaciones, sin duda el momento es significativo.
Hijo de inmigrantes italianos en Argentina, Francisco hizo su primera visita papal fuera de Roma hace dos años a Lampedusa. Ahí denunció la “globalización de la indiferencia” mostrada hacia los migrantes. En su mensaje de Navidad, Bartolomé dijo que el hecho de que niños sean forzados a huir de sus hogares al temer por sus vidas era una “desgracia para la humanidad”. Por su parte, Jerónimo condenó el martes la decisión de los países europeos de construir vallas fronterizas.
La primera escala de los líderes religiosos en Lesbos será en Moria, un campo de refugiados por donde cientos de miles han pasado en su camino al norte. El 20 de marzo, se cerraron las puertas de la recepción y el centro de registro, y a aquellos viviendo ahí les prohibieron salir luego de ser convertido en un centro de detención.
Francisco, Bartolomé y Jerónimo pasarán casi una hora saludando de forma personal a unos 250 refugiados y luego comerán al interior de un contenedor de carga cercano con ocho representantes de refugiados, dijo el Vaticano. Se tienen planeados breves discursos y una declaración conjunta.