Misael no puede dejar de comer y sus padres están muy preocupados por lo que le pueda pasar. Cuando nació, nada hacía sospechar que sufría una rara enfermedad. Todo parecía en orden. Sin embargo, todo cambió cuando se le diagnosticó síndrome de Prader-Willi, que le provoca un apetito sin límites y retraso en el desarrollo.
Tal es así, que este pequeño brasileño de cinco años ya pesa casi 81 kilos. Sus padres han pedido ayuda porque creen que su vida está en peligro. Nunca ha dejado de ganar peso a un ritmo imparable.
En estas condiciones, sus padres temen por su vida. “Su corazón se ve sofocado y trabaja a mucha presión”, asegura su padre que subraya que “si no recibe el tratamiento que necesita, hay una enorme probabilidad de que su vida se acabe”. El padre de Misael, Manuel Abreu, de 38 años, dijo a lo medios locales: “Todo es difícil para él.Es un bebé que lleva el peso de un adulto”. ¿Lo peor? Las apneas del sueño que sufre Misael y que convierten cada noche en una montaña rusa entre la vida y la muerte.
Su enfermedad parece no tener remedio. Y mientras aumenta de peso, el crío sigue una dieta baja en grasas y camina durante 40 minutos cada día. A pesar de su constante lucha de sus padres se han negado a renunciar a él, y dicen que van a hacer todo lo posible para mejorar su calidad de vida.