Venezuela soporta sobre sus hombros la peor crisis de su historia republicana, es el país donde el gobierno le promete a su gente luz del sol frente a los apagones, o se le pide a las mujeres no utilizar secadores de cabello para contribuir al racionamiento, es la sociedad aterrorizada por el crimen, la de 27 mil muertos por año en sus calles producto de la violencia y donde el único consuelo gubernamental es culpar a los ciudadanos por salir muy tarde o llevar prendas ostentosas en público, el país donde los cirujanos operan en quirófano con luz de sus teléfonos móviles y sin poder recetar medicamentos que desaparecieron de las farmacias, y el país donde alimentarse no solo representa un esfuerzo inclemente en colas interminables, sino que la mejor promesa ante la escasez de esos alimentos básicos es comer piedra frita de ser necesario para salvar la “revolución”, un país con la mayor inflación del mundo y donde el sueldo mínimo solo cubre el 7% de la cesta básica.
En este país, tu país, mi país como rememorando aquella vieja canción de María Teresa Chacín que expresa el amor por Venezuela, ya no quedan rasgos de prosperidad y estabilidad, es sin duda un estado fallido, sin control, sin ley y lleno de anarquía impulsada desde lo mas alto del gobierno, razón que ha desatado el mayor éxodo de venezolanos al exterior, inmigrantes en crecimiento y diseminados por el mundo en busca de oportunidades, con añoranzas entre pecho y espalda pero determinados a superar los 2 millones de viajeros en esta diáspora que estamos regando por el planeta; es por ello, que la pregunta recurrente para quienes viven en la tierra de donde nacieron varias gestas independentistas, es si lo mas cerca que se esta de ver una hora distinta será con el superficialísimo cambio de huso horario, o ha llegado la hora del cambio definitivo y verdadero, muestra que se ve en cada encuesta nacional en la que el régimen chavista no queda bien parado, y por lo que hoy se han activado diversos mecanismos constitucionales para su salida del poder, solicitando la renuncia del presidente, la enmienda de la carta magna para acortar el periodo, el referendo revocatorio e incluso la reserva de una asamblea nacional constituyente.
La hora del cambio en Venezuela llegó, y a todas luces es indetenible, cualquiera sea la hoja de ruta que los venezolanos vayamos a tomar, lo cierto es que es urgente, es indispensable e impostergable, basta con ver la determinación de otros países del continente que ha indo despejando el camino, el impeachment en Brasil, la salida del clan K en Argentina, la derrota del caudillismo en Bolivia, el ejemplo democrático peruano, entre otros, son fiel ejemplo de que todo cambio y objetivo es posible, y así lo será para Venezuela, que aunque le toca pasar una etapa enormemente lúgubre en el periplo inicial de este milenio, verá llegar tiempos de florecimiento y dicha, pues los países no se acaban, pero si tienen ciclos altos y bajos a los que solo los propios pueblos tienen respuesta y solución, la luz al final del túnel a veces es un tren que los hace retroceder, aunque también puede ser el destello de la esperanza para alcanzar una nueva realidad, esto ultimo debe ser el propósito de cada venezolano de bien que desee ver retornar la felicidad a nuestro país, como decía Goethe “solo es digno de la libertad quien sabe conquistarla cada día”.
Daniel Merchán M
@Daniel_Merchan en Twitter.