“Cola tras cola. Que descanso ni que nada. Lo único que hice fue salir a ver qué podía conseguir”, manifestó Adela Bustamante, al salir de un supermercado de la ciudad donde pudo comprar harina de maíz precocida regulada y harina de trigo.
Porque, en efecto, este “puente largo” fue aprovechado por los tachirenses para peregrinar de comercio en comercio en busca de alimentos.
Por Mariana Contreras/ La Nación
Como la señora Adela, muchas personas se volcaron a los supermercados estos días feriados para intentar la compra de víveres, en especial de los productos regulados, que son los más difíciles de adquirir. Algunos corrieron con suerte y pudieron comprar papel higiénico y harina Pan, en la parte alta de la ciudad, no sin antes “calarse” una kilométrica fila para acceder al establecimiento.
Otros, en la zona de La Concordia se hicieron de detergente en polvo y pañales, y en el sector de Barrio Obrero también se expendió harina precocida. Así transcurrió la mañana para los que madrugaron, ligando llegar a la caja y que todavía hubiera productos, ya que a las 11:00 am las colas habían cesado en los comercios.
“Humillante es calarte una cola de más de cuatro horas para que al llegar a la caja te digan: No hay. No es justo, debe haber productos para todos, cómo es posible que vendan de a cuatro paquetes de harina por persona. Yo entiendo que prácticamente es lo único que estamos comiendo, pero que haya igualdad de oportunidad para todos”, dijo muy molesta Clara López.
Y es que mientras unos salían felices con sus bolsas en la mano, otros aguardaban todavía por la compra, anhelando que no se terminaran los artículos. “Llegué a las 10 de la mañana y aquí estoy, esperando que no se acaben las cosas. Nadie te da garantía, pero si no se hace cola no comes. Así de sencillo, yo no tengo para pagarle a los revendedores, que ya te venden cualquier cosa por encima de 1.000 bolívares”, dijo Ana María Coronado.
Todos tenemos derecho
Asimismo, Jesús Ramírez, con su paquete de papel higiénico de cuatro rollos, cuestionó que estos días de asueto decretado por el Gobierno no se llenaran los anaqueles de comida, a fin que la gente se dedicara a hacer las colas con gusto sabiendo de la existencia de alimentos, en especial de los que están escasos.
—Esta gente piensa que hay oportunidad de vacacionar o pasear cuando no tienes alimentos en tu despensa. No señores, aquí todos aprovechamos la oportunidad de un día libre, de descanso, feriado o festivo, para ir a hacer cola y lograr comprar comida para tu familia. Entonces, lo mínimo que pueden hacer es garantizar los alimentos, dijo.
Para Julieta Contreras, la venta por terminal de cédula sigue siendo injusta. “Cuándo van a entender que eso no beneficia a nadie. El domingo, que le tocaba a mi hija, pudo comprar papel y arroz; pero el lunes, que me tocaba a mí, no alcancé a comprar nada, porque las filas eran kilométricas. Y hoy martes mi esposo tampoco pudo comprar nada. Cada quien debería poder comprar cuando quiera y lo que quiera”.
El malestar de las personas era evidente. Soportar largas colas, incluso por más de cuatro horas, a la intemperie, aguantando sol o lluvia, sofocándose por la presión atmosférica, sin poder ir al baño ni tomar agua, genera un clima de rabia entre los consumidores. Sin contar los que deben asistir con sus hijos, porque no tienen con quien dejarlos.
“Es inhumano que nos traten así y que sigamos soportando sin hacer nada. Debe existir alguna ley o instrumento que nos ampare, porque estar así por la comida es inhumano y cruel. Más aún para los niños que no tienen culpa de nada, y es que ni fórmulas se consiguen, y comprar pañales es una odisea. Nada de esto es justo, y debemos hacer algo”, manifestó Dolores García.