No sorprende que día a día el Gobierno siga viéndole a la ciudadanía cara de bolsa, lo que sorprende es que día a día aceptemos que lo somos.
Por Curtis Castro | El Mosquito
Este señor ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, quien ahora parece una especie de picure metido en el Guri, anunció como gran noticia, como buena nueva, que a partir del lunes 25 de abril se da inicio a un plan de ¿racionamiento? (así lo llaman ellos, apagones, lo llamamos aquí en El Mosquito) para, básicamente luchar contra la sequía. Es decir, luchar contra la nueva guerra… la guerra de la Madre Naturaleza.
La ineptitud es tal que esta pandilla de mequetrefes sigue perjudicando al pueblo por culpa de todos los desastres que ellos –y no el planeta Tierra- siguen cometiendo. Rebobinemos. ¿Qué pasó con absolutamente toda la tecnología milagrosa-eléctrica que los buenos muchachones de Derwick instalarían en Venezuela para jamás tener problemas eléctricos? ¿Qué pasó con todos los planes de inversión que se ejecutarían para que esto no ocurriera? ¿Acaso estamos en la edad de piedra que no conocemos de otras fuentes de electricidad? ¿Qué tan brutos son estos revolucionarios?
Para ellos lo más fácil es decir: vaya usted, sufra y cálese esto y aquello… porque resulta que los gringos nos jodieron y la guerra con los marcianos etc, etc y todos los etcéteras del mundo.
Entonces manda a que la gente cultive su propia cebolla, tenga una gallina y siembre maíz… ah, y vaya a pescar sardinas. Todo, porque ellos no saben o no quieren hacer nada de eso.
Ahora nos van a quitar la luz 4 horas todos los días hasta que “el Guri se llene?”. ¿Eso es en serio? ¿Y qué pasa con el país, cómo se puede funcionar así? ¿Alguien puede responder?, ¿alguien quiere responder? Eso es como decir en cadena: cónchale, no hay carne, mañana vamos a ir de casa en casa para que nos regale algún familiar que no quiera mucho porque desde mañana Venezuela será caníbal. Y, de ser así, queridos lectores, esto no tendrá límites… les damos otra mala noticia: algo pasó en estos años revolucionarios y tanto usted como nosotros nos convertimos en los pendejos y cobardes más grandes de la historia de este país, al permitir que el Apocalipsis ocurra AHORA. Observemos, pues, inmóviles, cómo siguen acabando con lo poco que nos queda como país y como seres humanos.