Prince, símbolo sexual de una mente “sucia” y complicada

Prince, símbolo sexual de una mente “sucia” y complicada

Prince performs during the halftime show of the NFL's Super Bowl XLI football game between the Chicago Bears and the Indianapolis Colts in Miami, Florida, February 4, 2007. Prince has died at the age of 57, according to news reports.    REUTERS/Mike Blake/Files
Prince performs during the halftime show of the NFL’s Super Bowl XLI football game between the Chicago Bears and the Indianapolis Colts in Miami, Florida, February 4, 2007. Prince has died at the age of 57, according to news reports. REUTERS/Mike Blake/Files

 

En su álbum de 1981 “Controversy”, editado días después de abrir un concierto de los Rolling Stones vestido con ropa interior femenina y ser expulsado del escenario, Prince dijo que constantemente le preguntaban si era blanco o negro, heterosexual u homosexual.

AFP

Prince, el ícono del pop que murió sorpresivamente el jueves a los 57 años, irradiaba sexualidad a través de su música y su inimitable sentido de la moda, convirtiendo la androginia en un símbolo estilístico.

Pero a diferencia de otro grande de la música recientemente fallecido, David Bowie, o su contemporánea Madonna, el jugueteo de Prince con los géneros no cargaba un mensaje de empoderamiento y muchos fanáticos se sorprendieron más tarde por su postura fuertemente religiosa y vacilación frente a los derechos de los gays.

La música rock y el sexo siempre han sido íntimos compañeros pero Prince llevó la lujuria a niveles que sonrojarían al oyente más progresista.

Sus primeros tres álbumes – “For You, “Prince” y “Dirty Mind” – introdujeron una dosis liberal de sexo que reforzó su impronta funk instantáneamente bailable que estaba emergiendo.

“Dirty Mind” incluía una de las canciones mas controversiales de Prince, “Head”, un cuento explícito sobre una novia virgen en su vestido de boda practicando sexo oral.

“Controversy” presentó una sexualidad desenfrenada similar en pistas como “Do me, Baby” y “Jack U Off”, pero el asunto de pronto tomó una dimensión política en la conservadora era del presidente Ronald Reagan, a quien Prince criticó sin tapujos.

Para “Scandalous Sex Suite”, de 1989, la voz del artista se mezclaba con los ruidos eróticos de la actriz Kim Basinger.

Pero Prince rompió todos los esquemas en su clásico álbum de 1984 “Purple Rain” con “Darling Nikki”, una canción que empieza con una niña masturbándose en el lobby de un hotel.

La canción, que originalmente hablaba de un personaje de la versión fílmica de “Purple Rain”, encendió un escándalo cuando la pequeña hija del entonces senador Al Gore la escuchó.

Su esposa, Tipper Gore, respondió con una campaña que eventualmente forzó a las compañías disqueras a colocar etiquetas para advertir a los padres sobre las letras obscenas, un sistema aún vigente.

Trajes ultra-sexys 

De solo 1,57 metros, la estatura no era obstáculo para su atractivo: muchos de quienes lo conocieron subrayan su pura belleza física.

Y no era tímido para mostrar su cuerpo. La portada de su álbum homónimo de 1979 mostraba a un Prince con el torso desnudo, cabello suelto y una seductora mirada, y casi una década después apareció completamente desnudo en una pose más angelical para “Lovesexy” (1988).

Prince vestía casi siempre de púrpura, su color insignia, pero era osado en sus atuendos: rizados fulares rosados, capuchas azules de lentejuelas o diseños de puntos negros y blancos.

Adoptaba vestimentas femeninas como tacones altos o ropa interior de mujer. Su presentación más atrevida, sin embargo, ocurrió quizás en los premios MTV Video Music Awards de 1991.

Prince salió a escena en un traje amarillo y elegantemente tocó su guitarra (del mismo color), antes que la multitud se diera cuenta que su trasero quedaba al desnudo. Como si fuera poco, al fondo sus bailarines recreaban una orgía.

Un giro religioso

Prince detestaba las etiquetas, como lo indicó en “Controversy.” Pero para muchos, la respuesta a la pregunta de la canción se volvió clara: su androginia poco tenía que ver con orientación sexual.

Su enorme fanaticada gay se sorprendió cuando, en 2008, Prince pareció oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo.

“Dios vino a la Tierra y vio a la gente metiéndolo donde fuera y haciéndolo con lo que fuera, y simplemente puso orden. Dijo ‘Basta'”, relató Prince a la revista The New Yorker.

Su equipo luego desestimó las declaraciones -Prince no permitía que los reporteros grabaran sus entrevistas- y el cantante salió ileso del asunto.

Wendy Melvoin, una exguitarrista de la banda de Prince The Revolution, quien es lesbiana, dijo a la revista Out en 2009, que el cantante no daba la impresión de ser gay sino de ser una mujer.

“Me miraba como una mujer gay miraría a otra mujer”, dijo.

Pero las posturas del cantante parecieron endurecerse al convertirse en Testigo de Jehová en 2001.

Prince estuvo tan apegado a su fe, que promovió la evangelización y presuntamente buscaba nuevos conversos puerta a puerta en su estado natal de Minnesota (norte), presentándose con su nombre Prince Nelson.

Al final de su carrera se negaba a cantar canciones subidas de tono como “Darling Nikki”, pero siempre paradójico, su música aún contenía mucho sexo.

Incluso ya en 1985, el cantante confesó a Rolling Stone que no era “la persona salvajemente sexual” que la gente se imaginaba.

“Nadie puede ser lo que es 24 horas al día, sin importar lo que eso sea. Tienes que comer, tienes que dormir, tienes que pensar y tienes que trabajar”, dijo.

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