La masiva y explosiva participación del pasado 27 y 28 de Abril en la recolección de firmas para el revocatorio constituye una ejemplar manifestación de participación contendiente vinculada al extraordinario voto del 6D para reafirmar la necesidad de un cambio político categórico. Participación como energía política, verificada en la recolección del firmazo, comprobó el voto ético para la creación de una nueva nación política, logró implosionar el discurso salvaje del régimen fracasado y vulgar del militarismo, además de retar a los partidos políticos de la alianza democrática para que construya una nueva civilidad y una nueva democracia.
La participación política sigue siendo ejemplar por cuanto comprende que sólo la vía civilizada y constitucional permitirá una re-definición del concepto de sociedad política democrática venezolana. La participación política crecerá en la interacción de la tríada constituida por los 112 diputados, la alianza suprapartido de la MUD y la disposición categórica como gen democrático convertido en organización civil para desplazar la barbarie primitiva del militarismo y la militarización de la política y sociedad, llaga grotesca para la historia política venezolana.
La participación con el firmazo evoca el mecanismo cierto, definitivo y categórico para el cambio político en Venezuela. El firmazo sirve de base para que el liderazgo político emergente comprenda su responsabilidad y, sobre todo, su empleo cívico y civilista en la edificación de partidos políticos planos, genuinos, distantes del negociado mercantilista, corrupto e inmoral que mostró el PSUV por 17 años. Los partidos políticos y su dirigencia están obligados, en consecuencia, a comprender la nueva dinámica política que se avizora incluyendo la comprensión de los “otros” que también formarán parte de los demócratas del siglo XXI.
El firmazo implosionó en forma exponencial el discurso salvaje de los representantes comunicacionales del régimen fracasado. Esa implosión permitió oír un discurso de los resentidos, los portadores de nostalgias basadas en deformaciones de la Historia , el planteamiento crudo de rebeldías ocasionales y primitivas que han conducido a que el país viva en violencia, pero lo más grave, que se haya establecido la criminalidad, inseguridad e incertidumbre estructural en el cuerpo societal venezolano. Ese discurso salvaje señala el dislocamiento de un grupo político primitivo que todavía se nutre de las heridas pre-colombinas de la nación venezolana.
La energía del firmazo pidiendo el revocatorio -que ya es un hecho- activó el sentido de opresión, persecución y represión del gobierno y del partido político en armas, tratando de amedrentar a la sociedad venezolana, digna y dispuesta, a defender los derechos legítimos y constitucionales que pisotean quienes creen que las bocas de fuego tienen derecho a atemorizar al ciudadano. ¡No lograrán atemorizar las bocas de fuego al venezolano!, porque los venezolanos saben que el partido político en armas es el producto de la corrupción, falta de ética y responsabilidad ante el cuerpo societal de unos Generales de espalda a la Constitución y a los deberes cívicos de los repúblicos.
La República renacerá a partir del firmazo para el revocatorio. Este hecho político trascendental impactará a los partidos políticos, demandará que los líderes políticos definan, perfilen y apunten sus acciones políticas para construir en el cuerpo societal una nueva ciudadanía. Una nueva ciudadanía con una nueva civilidad en la que se haya efectuado la siembra de la política para que se entienda la democracia como modo de vida, para que se aupé el amor al trabajo, respeto a las leyes y derecho a la libertad. La libertad plena que requiere el hombre del s.XXI para contener la regresión política que se instrumentó en Venezuela como consecuencia de la debilidad y fragilidad de las instituciones, en especial de los partidos políticos del s.XX y s.XXI.
La República está en construcción a partir del extraordinario firmazo. Está en construcción como consecuencia de la participación contendiente de venezolanos anclados en el gen democrático, conscientes de su derecho legítimo a construir un nuevo modelo político que desplace el sin sentido de la militarización y la lógica vertical y por mandato que ha servido para crear consternación, pobreza, desacierto y retraso en una Venezuela que podría ser hoy próspera. Lo precedente se entiende como regresión política y la participación contendiente ha establecido en el firmazo del revocatorio que la mayoría de los venezolanos están trabajando para la construcción de una nueva nación política con una nueva civilidad llamada: democracia postmoderna.
Es auténtico,
Dr. José Machillanda
Director CEPPRO
@JMachillandaP