A principio de año y después de la derrota electoral más devastadora que ha sufrido el régimen, Maduro y su Gobierno comenzaron una cruzada contra el rentismo como modelo económico. ¿Se acuerdan? Todos los voceros oficiales hablaban de que había que diversificar la economía y producir en el país. Decretaron con delirio militar, como siempre, el fin del rentismo en Venezuela. Pero, ¿Qué ha pasado desde entonces?
Primero “encendieron” unos supuestos motores económicos bajo el concepto de “acupuntura” de divisas que no es otra cosa que repartir menos dólares entre enchufados más selectos. En todos los casos el Gobierno tiene la última palabra bajo el mismo modelo estatista fracasado en el que los militares y ministros venden arepas, producen leche, administran hoteles y fabrican jabones. Es un raspado de olla del rentismo, pero en nada sustituye al rentismo.
Luego se dieron cuenta de la emergencia eléctrica, la misma que fue decretada por el propio Chávez hace siete años y que no ha sido superada por el desfile de ministros que han pasado por esa cartera para llenar la suya. De pronto los motores se quedaron sin energía, y la mejor solución que encontró el Gobierno fue la de calificar como despilfarro eléctrico el trabajo y prohibirlo por decreto. ¿Se puede salir del rentismo sin luz y sin días hábiles para producir?
Después vino la “bulla” del Arco Minero, que hoy sabemos ha cobrado la vida de muchos. Los burócratas eruditos comienzan a decir que la mejor manera de compensar la disminución de los precios del petróleo, es explotando ahora la minería entregando el subsuelo guayanés a ciento cincuenta empresas trasnacionales. O sea, cambiando el rentismo petrolero por el rentismo minero. Además, bajo un formato entreguista y neocolonial a costa del ecocidio y genocidio más grande de nuestra historia. Brillante.
Y finalmente nos encontramos con el decreto a muerte a la principal industria del país Polar, la cual ya se encuentra paralizada como consecuencia de una política pública anunciada y ejecutada por el mismo Gobierno que había llamado al país a producir hace unos meses atrás. La amenaza consiste en confiscar la empresa para que sea reactivada por el Gobierno con el “control obrero”. Lo mismo que pasó con Agroisleña, cientos de fincas llamadas luego fundos Zamoranos, la electricidad de Caracas y tantos otros casos que llenan el cementerio económico causante de esta crisis. En vez de incentivar a la inversión a Polar para que esta produzca bienes para consumo de la población mientras el Gobierno cobra impuestos y los redistribuye, se anuncia tomar la empresa para que el Gobierno aumente el gasto público generando más escasez e inflación. Rentismo puro, duro y malo.
La única manera de superar el rentismo es llamando al país a una etapa de producción nacional, y eso solo se logra con seguridad jurídica y libertad económica. Nada que no pase hoy en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y comienza a pasar en Cuba. Por ahora en Venezuela solo cabe preguntarse: 1) ¿Dónde están los dólares de la fortuna petrolera más grande de la historia administrada por el este Gobierno que hoy pide austeridad? 2)) ¿Dónde están los bienes producidos por el socialismo bajo el modelo estatizador? y 3) ¿Qué esperan para rectificar y abrir la economía?
JOSÉ IGNACIO GUEDEZ
Secretario General de La Causa R
Twitter: @chatoguedez