El hijo del expresidente de Honduras Porfirio Lobo se declaró culpable el lunes de cargos de tráfico de cocaína a Estados Unidos. AP
Fabio Porfirio Lobo enfrenta una pena mínima de 10 años en prisión y una pena máxima de cadena perpetua, dijo la jueza Lorna Schofield en la corte federal de Manhattan.
La fiscalía dijo durante la audiencia que Lobo ayudaba a traficantes a asegurar que la droga circulara por Honduras con destino a Estados Unidos. Miembros de la policía hondureña también eran parte de la conspiración, señaló el fiscal Emil Joseph Bove.
Se acusa a Lobo de asociación delictiva entre 2009 y 2014 para traficar más de cinco kilogramos de cocaína a Estados Unidos. La sentencia está prevista para el 15 de septiembre.
Manuel Retureta, abogado de Lobo, dijo a la prensa después de la audiencia que su cliente cometió un grave error y que su declaración de culpabilidad no es resultado de un acuerdo con el gobierno estadounidense.
“Él está aceptando responsabilidad por lo que hizo”, sostuvo.
Retureta también dijo que el error de Lobo fue mantenerse cerca “de individuos que eran traficantes de drogas a larga escala”.
Lobo, de 44 años, compareció en la audiencia esposado y vestido con un uniforme azul oscuro de preso. Permaneció tranquilo, sonrió a menudo y respondió numerosas preguntas que la jueza le hizo para asegurarse de que comprendía las consecuencias de declararse culpable. Hablaron con la ayuda de un intérprete.
El acusado permanece preso desde que fue traído a Estados Unidos en mayo de 2015 tras haber sido arrestado en Haití por las autoridades haitianas que trabajaron en colaboración con la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. El fiscal Bove explicó como agentes de la DEA se hicieron pasar por traficantes durante la investigación a Lobo y fueron llevados a una reunión con empleados de la policía hondureña.
Bove también dijo que un alto funcionario hondureño fue contactado durante la conspiración pero que éste rechazó participar.
El padre de Lobo fue presidente de Honduras desde 2010 a 2014. Fue escogido tras un golpe de Estado que sacó a Manuel Zelaya de la presidencia en 2009.
Cuando la jueza Schofield le preguntó si comprendía que su sentencia tendría un mínimo de 10 años Lobo le respondió: “Obviamente me gustaría que fuera menos tiempo que ese”.
Al declararse culpable Lobo renunció a su derecho a juicio. Shofield dijo al hondureño que probablemente será deportado cuando termine de cumplir su sentencia.
El expresidente Lobo dijo en mayo de 2015 a un canal de televisión que enfrentaba una situación en la que ningún padre quiere encontrarse.
“Fabio no es un niño”, dijo. “Es un hombre con una familia y debe responder por sus acciones”.