Armando Martini Pietri: Diálogo: dilación para una nación en crisis

Armando Martini Pietri: Diálogo: dilación para una nación en crisis

ThumbnailArmandoMartiniPietriAgo2015Era predecible, se puso de moda y todos –los que no sufren ni padecen la crisis- hablan de la conveniencia del dialogo. Entre dimes y diretes, opiniones van opiniones vienen, Maduro confunde su propio decreto de estado de excepción con conmoción nacional; Ramos Allup señala no sin cierta socarronería, que el único tumulto en Venezuela es el desastroso Gobierno; del exterior nos visitan figuras importantes para ¿organizar? el diálogo pero entre dos de ellos –el dominicano Fernández y el español Rodríguez Zapatero- hay posiciones diferentes sobre los problemas del país; un diputado opositor de poco juicio propone una imposible dolarización -aunque después ha sabido permanecer callado a ver si se olvida la necedad-; en Portugal el tosco diputado oficialista Darío Vivas casi se cae a golpes con su colega italiano que calificó al Gobierno venezolano de dictadura, mientras los principales presidentes de la región, incluyendo al tirano de Cuba, guardan un silencio sospechoso; Capriles no para de hablar angustiado por el referendo del cual depende su futuro político, especialmente si a Maduro se le prende el bombillo –cosa difícil en esa oscura cabeza y en un país sin electricidad- y libera a Leopoldo López, tanto habla el Gobernador que la propia María Corina Machado se siente en la necesidad de enmendarle la plana; y todo eso para no mencionar perversas insinuaciones de voceros del Departamento de Estado.

Es tal la barahúnda de opiniones que se hace difícil definir una posición clara respecto a temas como el diálogo, y la inútil mesa de negociaciones patrocinada por el Gobierno que en oportunidad anterior, sólo sirvió para ganar tiempo (época de Chávez), oxigenarse, burlarse y engañar a la población incluidos seguidores y simpatizantes.

A veces no se entiende cuál es la vía correcta para salir de este gobierno que no ha logrado ni logrará, como demuestra a diario, sacarnos de este lio en que estamos metidos todos los venezolanos excepto, claro, aquellos privilegiados que aunque no lo digan y traten de esconderlo todos lo sabemos y se esfuerzan no por el país sino por conservar y en lo posible, incrementar sus cada día más ilegítimamente abultados bolsillos. Algunos al extremo que son capaces de negociar cualquier cosa, incluso delaciones, para cuidar sus groseras fortunas. ¿Qué sucedería con el país y especialmente con el equipo de Maduro si, por ejemplo y sólo es un ejemplo, Estados Unidos decide mirar hacia otro lado en lo que a sus riquezas y visas se refiere a cambio de chismes, precisiones, nombres y formas de hacer trapacerías millonarias?





Está claro que este tipo de régimen no sale por sí mismo –solo ilusos piensan lo contrario-, está lleno de ceguera y temor más que el propio Nicolás Maduro, son demasiados los figurones que tendrían mucho que perder, y demasiados los riesgos, cuando ya no estén en el poder. No son demócratas, son gatos panza arriba.

No le falta razón a María Corina Machado al recordar y advertir que “cuando el régimen ve cercana su salida convoca un diálogo que estabiliza la dictadura”. Eso es tan cierto como la luz del día, como ella misma especifica, lo que busca el angustiado Gobierno madurista convocando a un diálogo atado de manos por los obstáculos que el mismo régimen establece, es “ganar tiempo, desmovilizar la protesta y desactivar presión internacional”.

Por eso es vital que tengamos todos, Gobierno, oposición y sociedad civil, una claridad absoluta en los requisitos del diálogo para que pueda producir resultados mucho más allá del gasto de tiempo y del esfuerzo, que suele ser cansón y contra producente, de corrimiento de arrugas.

La legitimidad de la representación es trascendente; la MUD es parte pero no representa plenamente a todos, deberán ser invitados a incorporarse, por ejemplo, María Corina Machado, Claudio Fermín, gremios empresariales, federaciones sindicales auténticamente representativas, sociedad civil no partidista, en fin debe ser plural y no excluyente. Los mediadores deben ser confiables, respetados y respetables, que los hay y muchos, empezando por autoridades de la Iglesia Católica y de otros credos. La agenda debe ser clara con temas medulares.

Pero el problema empieza porque uno de los dialogantes, el régimen, bloqueará el referendo revocatorio o hará lo posible, como está haciendo, por llevarlo más allá de 2016; y como al referendo, pondrán todas las trabas posibles a la Partida de Nacimiento presidencial, la o las enmiendas constitucionales, la autoridad y autonomía constitucionales de la Asamblea Nacional frente a los demás poderes, particularmente el Ejecutivo y el Judicial, la convocatoria a una nueva constituyente, la liberación de los presos políticos y cualquier otro planteamiento que, en su cerrada forma de pensar, crean que les afecta.

Como consecuencia de lo anterior, para sentarse en la mesa e iniciar el diálogo, antes deben haberse decidido y aceptado sin lugar a dudas tres condiciones concurrentes: la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados; la aclaratoria de la supuesta doble nacionalidad del Presidente y la realización del revocatorio antes del 31 de diciembre de 2016. Si estas realidades no se resuelven, el dialogo será oficioso pero no oficial y no tendrá resultados concretos. Será una pérdida de tiempo, una estafa para un pueblo y una dilación para un país en crisis.

Pero como ya sucedió allá por noviembre de 2002, el Gobierno se saca de la manga una convocatoria al diálogo y una mesa de negociaciones que, por la índole misma del madurismo, nacen con las manos atadas. La nueva Mesa de Negociaciones tendrá desempeño y fin similares a la de los tiempos de Chávez, que tras meses de reuniones, declaraciones y aspavientos concluyó en la recuperación y fortalecimiento del comandante que meses antes había estado a punto de ser desplumado y sólo la torpeza de civiles y militares, la auto sobrevaloración de los gerentes petroleros y la audacia irresponsable, pero oportuna, del mismo Chávez lo salvaron del desastre.

En la oposición, sean cuales sean los negociadores del madurismo, muchos estarán dispuestos al gustoso sacrificio por la patria, pues ser integrantes de la Mesa de Negociaciones les dará para ellos como políticos invalorables oportunidades de reiterar necedades, juicios enrevesados y altisonantes, aparecerán en la prensa, los noticiarios y se sentirán –más bien tratarán de hacerlo creer- padres de la patria angustiada. Pero sólo una cosa lograrán: que el oficialismo tenga y aproveche el tiempo que se auto regaló para tratar de anestesiar al país, y llevar a fechas irrelevantes un revocatorio que muy probablemente terminará por no realizarse, grite lo que grite Capriles.

El chantaje de la negociación o dialogo lo aplaudirán quienes no sufren la carestía y les importan poco los desconsuelos ajenos. Todo se tranquilizará momentáneamente, suspenderán las elecciones para gobernaciones invocando la crisis económica y la falta de condiciones adecuadas, pretenderán –si estiman que les conviene- unirlas en el 2017 con las de Alcaldes y Concejales y, no les extrañe, la oposición habrá perdido otra oportunidad.

Así las cosas, parece que el año 2016 será de negociación, el 2017 de campaña electoral y, entre tanto y tanto, el Gobierno, el TSJ y el CNE se las ingeniarán para alcanzar el 2018 para las elecciones presidenciales. ¿Es eso lo que quiere la ciudadanía? ¿Aguantará el pueblo miseria, hambre y necesidad todos estos años? Como ya hemos expuesto en artículos anteriores, no lo creemos. Cada día hay más linchamientos, cada día más saqueos y amenazas de desvalijamientos, cada día más furia popular, el gran y auténtico riesgo es que todo esto reviente en las manos y narices del Gobierno, de Nicolás Maduro y la oposición MUD.

@ArmandoMartini