Un desesperado Maduro clamó por apoyo internacional en la Organización de Estados Americanos (OEA) durante su participación en la séptima cumbre de la Asociación de Estados de El Caribe (AEC) celebrada en Cuba.
Con información de Reuters
Maduro, pidió a los países de América Latina no ceder ante lo que considera una “presión brutal” por parte de Estados Unidos para “aislar” a su gobierno, que lucha contra la oposición interna y un cuestionamiento en la OEA a su mandato.
El jefe de la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitó esta semana una reunión urgente para determinar si en Venezuela hay una alteración del orden constitucional que lesione la democracia.
“Hago un llamado a los gobiernos del continente (…) a no dejarse someter a ningún tipo de presiones, porque son brutales las presiones (…) para aislar a Venezuela y aprobar este instrumento”, dijo Maduro ante los líderes del Caribe reunidos en La Habana.
Venezuela está inmersa en una profunda crisis marcada por una elevada inflación, una recesión económica y escasez de bienes de primera necesidad, y están creciendo las protestas opositoras que reclaman un referéndum para revocar el mandato del presidente.
Maduro ha dicho que la situación es un intento encubierto apoyado por Estados Unidos de desbancar a su gobierno socialista.
“Venezuela no se va a entregar, no se va a arrodillar y vamos a luchar con la misma fuerza que hemos luchado contra golpes, contra todo tipo de intervencionismo durante 17 años”, señaló.
La izquierda pierde en América Latina
Venezuela ha usado su riqueza petrolera para ganar influencia en la región. Una mayoría de los 25 estados miembros de la Asociación de Estados del Caribe reciben petróleo venezolano subsidiado.
Pero con la caída de los precios de las materias primas en los últimos años, las economías de estos países con administraciones de izquierda quedaron sumidas en turbulencias. Tampoco ayudaron los escándalos de corrupción, que salpicaron a muchos de estos Gobiernos y erosionaron su apoyo popular.
Los peronistas en Argentina perdieron la presidencia en las elecciones de noviembre pasado después de 12 años en el poder, mientras que los 13 años del Partido de los Trabajadores en Brasil cerró dramáticamente con la suspensión en su cargo de la presidenta Dilma Rousseff, en mayo.