En el acto de juramentación del Comando por la Libertad en la ciudad de Turmero -estado Aragua- Roberto Enríquez, presidente de Copei, condenó con vehemencia los ataques sufridos por el diputado a la Asamblea Nacional de la oposición, Julio Borges, en las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) y anunció que ya están canalizando esa nueva denuncia a través de la Internacional Demócrata Cristiana y la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).
Nota de prensa
“Cada golpe a Julio debemos sentirlo como propio, cada golpe a Julio es un golpe al pueblo que exige respeto a sus derechos, cada golpe a Julio es un nuevo golpe a la democracia y a la Constitución, Julio Borges es un representante del pueblo y cuando se le golpea de esa forma se transmuta el desprecio que tienen los autócratas por el pueblo y su soberanía”, destacó Enríquez.
En su discurso, también precisó que seguirán recorriendo cada parroquia y municipio del país organizando y juramentando los Comandos por la Libertad. “Tenemos que estar movilizados a lo largo y ancho del territorio nacional, que no quede ningún lugar por más remoto que sea sin contar con un líder que organice a su comunidad en la lucha por su derecho constitucional a decidir su propio destino, a darse un cambio a través del revocatorio para lograr bienestar, prosperidad, comida, trabajo y salario justo”.
“A ustedes aquí en Turmero estado Aragua, les toca ponerse a la vanguardia de la lucha popular cívica, pacifica, pero valiente, audaz y creativa. No podemos dejar sola a la gente, porque la gente no nos va a dejar solos. Recuerdo esa consigna hermosa: “El pueblo unido jamás será vencido”, ustedes son líderes de la libertad, peregrinos de la esperanza, misioneros del cambio. El pueblo de Turmero unido jamás será vencido”, expuso el líder socialcristiano.
Finalmente, Enríquez manifestó que la agresión a Borges sigue llenando las páginas “negras” del presidente Nicolás Maduro en su expediente internacional. “La emboscada violenta y cobarde a Julio Borges nos muestra el rostro monstruoso de quienes gobiernan, esa acción propia de patoteros pagados por el erario público pone en evidencia el patético talante moral de quienes abusan del poder. He allí un capítulo más de la dolorosa crisis de valores que consume a Venezuela. Eso es una innegable violación a derechos humanos porque la agresión fue dirigida, orquestada y financiada por el Estado”.