No imaginaba que con el pasar de los años presidiría el Consejo Nacional Electoral y también integraría el Tribunal Supremo de Justicia. Francisco Carrasquero también vulgarizo el uso del participio del verbo sobrevenir. En varias ocasiones como magistrado recurrió a la figura del “amparo sobrevenido”.
Ahora, muy recientemente el organismo electoral que el presidió, retomó la expresión que puso de moda, y adoptó un conjunto de decisiones y medidas”sobrevenidas”.
Fue a propósito del procedimiento contemplado en unas normas dictadas por el CNE en el año 2007 para activar los procesos revocatorios, en los cuales se contempla una recolección inicial de firmas del 1% de los inscritos en el REP, figura que no está contenida en la Constitución, donde solo se establece una colecta de firmas del 20% para aprobar el revocatorio.
Además inventaron que el 1% tiene que ser recogido en todos los estados y en cada uno de ellos, cuando las normas para legalizar una organización política de carácter nacional exige solo la legalización en doce estados.
Siendo el referéndum una consulta nacional, el único requisito para el acopio de las firmas debía ser estar inscrito en el registro electoral, sin embargo las damas del CNE en otra norma sobrevenida, establecieron que debía firmarse en la región donde se vota. Por firmar en un estado distinto invalidaron 97. 158 firmas.
Por algún error en el encabezado de la planilla anularon todas las firmas contenidas en ese formato, así anularon 18.338 rúbricas. Y crearon junto con los datos de los firmantes la curiosa norma sobrevenida de los “caracteres especiales”, donde la transcripción no aceptaba la ñ, por lo que nombres y apellidos con esa letra fueron rechazados, al igual que los que correctamente escribieron su nombre con acento; por ejemplo: Simón o Hernández resultaron invalidados, o los apóstrofes como D’Paola o D’Elias no se admitieron, lo mismo sucedió con los apellidos de tres palabras como De los Ríos. Insólito este empleo de “caracteres especiales” para eliminar firmas.
Todo papel o tinta no necesariamente son aptos para una fiel impresión de la huella dactilar, ahora bien, por exceso o falta de tinta eliminaron 86. 105 autógrafos.
Por alguna falla al escribir el cargo del Presidente, o una letra que se prestara a confusión eliminaron 7.823 firmas.
Por si todo esto fuera poco, en los cinco días para validar la firmas (20-6 al 24-6) solo se podrá realizar el proceso en 24 lugares, uno en la capital de cada estado.
Además establecieron un periodo para “arrepentimiento” o retiro de la firma y no admitieron la posibilidad de corrección, para los más de seiscientos mil venezolanos a los que nos anularon nuestra rúbrica.
La presidenta del CNE en su declaración destacó: “cualquier agresión, alteración del orden o generación de violencia, conllevará la suspensión inmediata del proceso hasta que se restablezca el orden, la tranquilidad y el respeto”. La pasada semana con la agresión a los diputados -entre ellos al jefe de la Fracción de la MUD Julio Borges-en la puertas del organismo que preside la señora Lucena se demostró, una vez más, quienes propician los actos violentos
Técnicamente es posible la realización del referéndum revocatorio este año, a pesar de los obstáculos, maquinaciones, artilugios y trapisondas del CNE para cumplir con la estrategia del gobierno de aplazar la realización del referéndum.
Esa estrategia será derrotada, este mes se validará más del 1% de las firmas en cada región. Nosotros los que nos anularon la firma, cumpliremos otras tareas como la de garantizar la presencia de amigos y conocidos que si pueden validar y colaboraremos con el transporte y la logística para alcanzar el objetivo planteado.
Nos dispondremos igualmente a superar la cifra de los cuatro millones para asegurar la convocatoria del revocatorio, que es hoy por hoy la alternativa Constitucional, pacífica y electoral para alcanzar el cambio político y abrir causes a la solución de la grave crisis económica, social y política que confrontamos. Para lograrlo bien vale la pena no escatimar esfuerzo alguno, situarnos a la altura de las exigencias de tan noble propósito orientado a cambiar de rumbo para poder así, progresar y vivir en paz.