El catalán Albert Rivera, líder de los liberales Ciudadanos, llega a la cita electoral del 26 de junio con el objetivo de consolidar el salto a la política nacional que escenificó en los anteriores comicios y en los que se posicionó como cuarta fuerza política.
Con 40 diputados y el 13,93% de los sufragios obtenidos en las anteriores legislativas, Ciudadanos fue, junto a Podemos (izquierda antiausteridad), uno de los artífices del fin del bipartidismo español.
En aquella contienda electoral Rivera no consiguió superar las expectativas de los sondeos, que lo situaban en la tercera posición y que hubiera sido un posición clave para la formación del nuevo Gobierno, en un escenario sin mayorías.
El discurso político de Rivera (Barcelona, 15 de noviembre de 1979) reclama el centro de la polarizada política española y gira en torno a tres ejes: la regeneración democrática de lo que llama “la vieja política” -partidos tradicionales-, la lucha contra la corrupción y el rechazo al proceso independentista en Cataluña.
Tildado desde la izquierda como el “candidato del Ibex 35”, (el indicador bursátil) por su política económica de corte liberal, Rivera ha recibido críticas por su ambigüedad a la hora de ubicar ideológicamente a su partido, situado entre el centro-derecha y el centro-izquierda.
En la fallida legislatura de seis meses que vivió España desde diciembre pasado, el político catalán alcanzó junto al socialista Pedro Sánchez un acuerdo de Gobierno al que trataron de que se sumaran otros partidos, sin éxito.
Pese a que muchos lo consideran ideológicamente más cercano al Partido Popular (centroderecha), su acuerdo con los socialistas encaja con su discurso, que presenta a Ciudadanos como la “alternativa centrada” de la política española y que reclama el talante y espíritu conciliador de la Transición española.
Antes de dedicarse a la política, Rivera trabajó en los servicios jurídicos de un banco español, mientras que su formación es de abogado especializado en derecho constitucional, con un curso de Marketing político en la Universidad de Georgetown (EEUU).
Saltó a la arena política de la región de Cataluña en 2006, con un polémico cartel electoral en el que posaba desnudo tapando sus genitales con las manos y el lema “Solo nos importan las personas”.
Lejos del revuelo mediático que causó entonces, el líder de la formación emergente ha demostrado desde entonces un extraordinario dominio de los nuevos soportes de comunicación, especialmente las redes sociales.
Se trata de uno de los políticos más jóvenes del panorama político, que ha conseguido conectar con una nueva generación de clases medias de corte conservador que anteriormente formaban parte del electorado del PP.
El joven político, amante de las motos y ferviente seguidor del Barcelona, apuesta por un cambio “sensato” en el que prime la “ética” y aboga por llegar a pactos de Estado con el resto de partidos en áreas como la educación, la política exterior o el terrorismo.
Aunque rehuye aclarar con quien estaría dispuesto a formar gobierno tras el 26J -el pacto con los socialistas lo considera caduco-, condiciona su apoyo al gobernante Partido Popular solo si el actual jefe del Ejecutivo Mariano Rajoy renuncia por su relación con casos de corrupción en su partido.
Esta sería, a su juicio, la única manera de que España “se ponga las pilas” y dé comienzo a una legislatura “con un nuevo gobierno, un nuevo presidente y una nueva etapa política”.EFE