Escribir sobre Los comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega (nac.12 abril 1539) implica adentrarse en un universo fantástico, donde la realidad se mezcla con la ficción para narrar la historia de unos de los imperios más fascinantes que ha tenido la humanidad: el Inca.
Es la historia subjetiva de un testigo presencial con intereses íntimos en conflicto, narrada en dos tomos. El primero trata de los orígenes del Imperio y las características de su estructura social, política y religiosa. El segundo tomo (publicado en 1617) narra las guerras civiles y los comienzos de la colonia. Nos ocuparemos del primero, publicado en Lisboa en el año 1609, cuando el autor contaba con setenta años de edad. Se trata de la primera obra relevante de la literatura peruana y una de las más destacadas del período colonial. Tuvo enorme influencia entre los historiadores peruanos y americanos, hasta mediados del siglo XIX, cuando se empezó a cuestionar su valor histórico.
Hay muchas anécdotas e historias paralelas a esta obra que contribuyen considerablemente a nutrir el encanto que le rodea, incluyendo los ácidos comentarios que ha recibido por parte de muchos críticos, algunos de ellos tan severos que inclusive le acusan de plagio, de haber utilizado la obra del padre jesuita Blas Valera, cuyos fragmentos el mismo Garcilaso confesó utilizar en varios capítulos: El Padre Blas Valera, según que en muchas partes de sus papeles rotos parece, llevaba la misma intención que nosotros en muchas cosas de las que escribía.
Afirma Marc L. Nash, en su ensayo “La dualidad de Garcilaso Inca de la Vega”:
No se cree que Garcilaso recibió únicamente papeles truncos del jesuita Valera, salvados del saqueo de Cádiz por los ingleses en 1586 y entregados a Garcilaso en Córdoba por el padre Maldonado de Torres ya que los ingleses antes del saqueo dejaron salir de Cádiz, a las mujeres y a los jesuitas. Garcilaso disfrutó íntegramente los manuscritos de Valera que cita copiando capítulos enteros y otras veces copió sin escrúpulos entremezclados con sus propios escritos, muy difícil de separar ambos. Esto, para muchos, explica el por qué Garcilaso pudo emprender a los 60 años obras literarias históricas que antes, cuando la mente es más aguda, no pudo realizar.
Pero más allá de cualquier crítica que lógicamente una obra de este calibre no puede dejar de sufrir, es prácticamente una opinión generalizada el referirse a la misma con las palabras más elogiosas. Desde las primeras páginas, no es difícil comprender el por qué se considera al Inca como el primer escritor genuinamente iberoamericano. Su prosa es sobrecogedora y se transforma en un imán que dificulta dejar la lectura. Aunque se trata de una crónica histórica, el libro se disfruta como si se tratase de una novela, a veces épica, otras veces lírica; donde Garcilaso juega constantemente con los géneros, usando todo tipo de recursos literarios, desde la crónica propiamente dicha y la poesía, pasando por anécdotas y comentarios personales, consultas epistolares, reflexiones íntimas, memorias y añoranzas, crítica y elogio, cotejo con otros historiadores como José Acosta; y antologías como la divertida aventura que narra del náufrago Pedro Serrano: Todo este cuento, como se ha dicho, contaba un caballero que se decía Garci Sánchez de Figueroa, a quien yo se lo oí, que conoció a Pedro Serrano y certificaba que se lo había oído a él mismo, y que después de haber visto al Emperador se había quitado el cabello y la barba y dejádola poco más corta que hasta la cinta, y para dormir de noche se la entrenzaba, porque, no entrenzándola, se tendía por toda la cama y le estorbaba el sueño.
Este pasaje sobre Serrano, rico en perspicacia y humor, es mencionado por el nobel Mario Vargas Llosa en su ponencia: “El Inca Garcilaso y la lengua general”, sugiriendo que el mestizo podría ser el precursor y acaso modelo de Robinson Crusoe.
Este primer tomo de Cometarios reales está dedicado a la Serenísima Doña Catalina de Portugal, duquesa de Braganza y a partir de las palabras que le dedica en la introducción ya podemos comenzar a intuir el carácter ambivalente del autor. Hace una semblanza de la duquesa con palabras generosas, nutridas de adjetivos que resaltan sus cualidades humanas idealizadas a extremos insuperables. Pero allí mismo, el propio Garcilaso parece darse cuenta de su exageración y busca neutralizar cualquier desliz expresando que a la duquesa no le gusta los halagos: de cuya santidad y virtud todo el mundo habla con admiración, y yo dijera algo de lo mucho que hay, sin nota de lisonjero, si Vuestra Alteza no aborreciera tanto sus alabanzas como apetece el silencio de ellas. De esta dedicatoria, podemos afirmar que el Inca deseaba que su obra fuera bien vista por los círculos poderosos, y de esta forma lograr mayor difusión y éxito, algo que no logó disfrutar en vida.
Los comentarios reales deben su nombre al intento del Inca de desvirtuar todas las historias previas que se habían escrito sobre su pueblo, por eso el calificativo de “reales”, en oposición a la “falsedad” de aquellos cuentos – que pretendían ser historia verídica – que fueron escritos por personas ajenas a la cultura incaica, que ni siquiera habían pisado su territorio ni tampoco dominaban el quechua, la lengua genérica de los incas: por no entender el idioma que se le daba, o por no entenderse al otro, por la dificultad del lenguaje; que el español piensa que sabe más de él, ignora de diez partes las nueve, por las muchas cosas que un mismo vocablo significa, y por las diferentes pronunciaciones que una misma dicción tiene para muy diferentes significaciones por no haber referentes europeos. A las fuentes orales que le transmitió su madre y demás familiares: lo que mamé en la leche y vi y oí a mis mayores sobre la cultura quechua y el conocimiento de la lengua indígena, incluye el testimonio de otros contemporáneos como el padre José de Acosta, López de Gómara y Cieza de León. Su crítica a colegas cronistas la amortigua un tanto: mi intención no es contradecirles, sino servirles de comento y glosa….
Comentarios reales está estructurado en nueve libros de 262 capítulos en total y su temática principal gira en torno al origen del pueblo incaico; su saber científico; arte – su poesía – y religión; organización social del Imperio; testamento del Inca Manco Cápac; la premonición sobre la conquista española y el significado de los nombres reales. Aborda la zona geográfica del imperio incaico denominada por los españoles como Perú, y que abarca desde el paraje de Quitu hasta los Charcas, que fue lo más principal que ellos señorearon, y son más de setecientas leguas de largo. Describe a la ciudad imperial del Cozco, a la que el Inca compara con la Roma antigua. Sintetiza los rasgos de su pueblo antes de la llegada del hombre blanco. Habla de la armonía social entre los incas, quienes eran la clase más elevada dentro del cuadro social del imperio, considerados descendientes del Sol. La sociedad era estratificada y muy estricta. Solo personas de un mismo linaje podían contraer matrimonio: No les era lícito casarse los de una provincia en otra, ni los de un pueblo en otro, sino todos en sus pueblos y dentro en su parentela (como las tribus de Israel) por no confundir los linajes y naciones mezclándose unos con otros. El cultivo de las tierras se hacía en comunidad. Además, también había otros sectores sociales integrados por los sacerdotes y ministros de los templos, los curacas, señores de vasallos y los amautas, filósofos de la época. Pone énfasis en el carácter monoteísta de la religión y la creencia entre los Incas en la idea de Dios invisible, creador y todopoderoso. Contradijo a otros prestigiosos cronistas sobre el politeísmo y la superstición incaica y especialmente lo relacionado con los sacrificios humanos atestiguados por otros cronistas indígenas y españoles. Algunos consideran que la razón de esta insistencia de armonizar las creencias cuzqueña y católica – el Sol siendo el Dios cristiano que los llamaba a descansar en su reino, el Paraíso- además de conveniencia era quizás por miedo a la Inquisición. Así, la imagen de la madre Tierra, Colla-Quilla, es la Virgen María, madre de Cristo. Cabe destacar que la dedicatoria en la segunda parte de Comentarios Reales se la hace a la Virgen María: Dedicación del libro y dedicatoria del autor a la gloriosísima Virgen María, nuestra señora, hija, madre y esposa virginal de su Creador, suprema princesa de las criaturas, el Inca Garcilaso de la Vega su indigno ciervo, adoración de hiperdulía.
El Inca también menciona que su pueblo tenía muy poca evolución en algunas áreas como la astronomía y medicina, mientras en geometría y aritmética alcanzaron un desarrollo considerable. Gracias a la variedad de fuentes que utiliza, la obra alterna capítulos culturales con políticos, cosmografía, origen del Perú y la oscura época preincaica, así como múltiples temas como la crianza infantil y la existencia de una lengua secreta solo conocida por los monarcas. Presenta como algo positivo la síntesis generada tras la conquista española, exaltando tanto a los incas como a españoles, una mezcla que generó una nueva sociedad mestiza de la que surge el propio Garcilaso, quien fue denominado el primer mestizo biológico y espiritual de América.
Como rasgo de su carácter, es ciertamente admirable el hecho de que el Inca manifestara abiertamente su orgullo mestizo en una época donde era importante para tener prestigio social “la pureza de la sangre”.
Todos los pasajes de la obra están escritos con una pluma idealizada, para Garcilaso en el Imperio Inca resaltaba el equilibrio y la armonía, a través de una aplicación justa de la ley por parte de los gobernantes y la armónica interrelación existente ente los variados grupos comunales.
Desea contar la historia de su pueblo de una manera tal que excluya cualquier falsa interpretación por parte de terceros. Buscando la rigurosidad del historiador, la obra está repleta de citas que el Inca reproduce textualmente. Así mismo, se hace mucho énfasis en la correcta aplicación de la gramática, y contiene explicaciones lingüísticas en donde inclusive hace uso de la fonética para aclarar cómo deben pronunciarse ciertas palabras:
También es de advertir que en aquella lengua general del Cozco1(de quien es mi intención hablar, y no de las particulares de cada provincia, que son innumerables) faltan las letras siguientes: b, d, f, g, j jota; l sencilla no la hay, sino ll duplicada, y al contrario, no hay pronunciación de rr duplicada en principio de parte ni en medio de la dicción, sino que siempre se ha de pronunciar sencilla. Tampoco hay x, de manera que del todo faltan seis letras del a.b.c. español o castellano y podremos decir que faltan ocho con la l sencilla y con la rr duplicada. Los españoles añaden estas letras en perjuicio y corrupción del lenguaje, y, como los indios no las tienen, comúnmente pronuncian mal las dicciones españolas que las tienen.
Pese a la idealizada prosa dedicada a su pueblo, no deja de sorprender algunos ejemplos que utiliza para ilustrar el carácter estricto y disciplinado de su cultura. En el capítulo XIII del libro tercero (tomo I), es impactante lo que escribe sobre la forma en que eran tratados los sodomitas:
Y en particular mandó que con gran diligencia hiciesen pesquisa de los sodomitas, y en pública plaza quemasen vivos los que hallasen no solamente culpados sino indiciados, por poco que fuese; asimismo quemasen sus casas y las derribasen por tierra y quemasen los árboles de sus heredades, arrancándolos de raíz, porque en ninguna manera quedase memoria de cosa tan abominable, y pregonasen por ley inviolable que de allí adelante se guardasen de caer en semejante delito, so pena de que por el pecado de uno sería asolado todo su pueblo y quemados sus moradores en general, como entonces lo eran en particular.
Otro rasgo digno de mencionar, es la utilización y recurrencia de frases largas. Además, a través de citas textuales aclara términos quechuas, para así darle una sensación de verdad histórica a aquello que comunica. Se emplean muchos arcaísmos que sus críticos atribuyen al español de su infancia.
Un detalle muy resaltante de esta obra, es que Garcilaso desprecia a todas las demás sociedades aborígenes distintas a su idealizada incaica; y se explaya en epítetos negativos y anécdotas “monstruosas” que añade con la finalidad de ilustrar su punto. Por ejemplo, en el capítulo XI del libro primero, titulado: Maneras de sacrificios que hacían, el Inca afirma lo siguiente:
Conforme a la vileza y bajeza de sus dioses eran también la crueldad y barbaridad de los sacrificios de aquella antigua idolatría, pues sin las demás cosas comunes, como animales y mieses, sacrificaban hombres y mujeres de todas edades, de los que cautivaban en las guerras que unos a otros se hacían. Y en algunas naciones fue tan inhumana esta crueldad, que excedió a la de las fieras, porque llegó a no contentarse con sacrificar los enemigos cautivos, sino sus propios hijos en tales o tales necesidades. La manera de este sacrificio de hombres y mujeres, muchachos y niños, era que vivos les abrían por los pechos y sacaban el corazón con los pulmones, y con la sangre de ellos, antes que se enfriase, rociaban el ídolo que tal sacrificio mandaba hacer, y luego, en los mismos pulmones y corazón, miraban sus agüeros para ver si el sacrificio había sido acepto o no, y, que lo hubiese sido o no, quemaban, en ofrenda para el ídolo, el corazón y los pulmones hasta consumirlos, y comían al indio sacrificado con grandísimo gusto y sabor y no menos fiesta y regocijo, aunque fuese su propio hijo.
De tribus como los costeños Tumpis, los de Pasau o los Carangues, la región del Quito, habla con desprecio racial. Afirma que eran poco mejores que bestias mansas y otros muchas peores que fieras bravas. De los Chirihuanas dice que viven como bestias y peores, porque no llegó a ellos la doctrina y enseñanza de los reyes Incas. A estos aborígenes le atribuye todo lo negativo que jamás menciona para su propio pueblo. Afirma que estos salvajes practicaban sacrificios humanos, eran caníbales que se comían la carne de sus propios hijos y tenían vicios contra natura. El Inca insiste en llamarlos “bestias” cada vez que hace alguna mención sobre ellos. Al ver a los indígenas de la región Pasau, en su ida a España, reafirma, eran peores que bestias. También proporciona la opinión de Manco Cápac sobre los Pasau: sería perdido el trabajo que en ellos se emplease.
Al escribir con mentalidad europea y católica insiste en atribuir todo lo negativo escrito por los demás cronistas sobre la religión peruana a tribus enemigas como los costeros y las de Quito (Tumpis, Pasau, Carangues, Chiriguanas), pero nunca a los Incas cuzqueños, descendientes de Manco Cápac. Este es uno de los aspectos psicológicos que brillan durante toda la obra. Como dijimos, el Inca desea resaltar su orgullo mestizo exponiendo la grandeza del imperio inca. Pero lo hace desde un contexto mental europeo y por eso se ve en la necesidad de asumir una posición crítica hacia el resto de los aborígenes, tal y como lo haría un español de pura cepa. Es una ambivalencia recurrente, un rasgo permanente en su narrativa. El Inca quiere para sí lo mejor de los dos mundos, y para compensar cualquier pulsación inconsciente que pudiera mancharlo, despliega con su verbo los mismos prejuicios del europeo hacia los indígenas, pero son “los otros”, nunca su propio pueblo. Podría decirse que hay una crisis de identidad encubierta, sublimada a través de la idealización excesiva del Imperio Inca y la búsqueda insistente de rasgos comparativamente similares entre éstos y Europa: la religión, los valores humanos, etc.
Para Vargas Llosa la visión arquetípica y perfecta que expresaba Garcilaso sobre los incas tenía una evidente inspiración platónica. El haber traducido Diálogos de amor del florentino León Hebreo necesariamente tuvo una influencia en su pensamiento. Y consciente de que la idealización, esa inflación creativa en el hecho histórico presente en Los comentarios reales, resta verosimilitud a la obra, colocándola muchas veces en el mundo de lo fantástico, el nobel de Literatura cambia el ángulo de su análisis para orientarlo hacia una cualidad inobjetable de la pluma de Garcilaso:
El logro extraordinario del Inca Garcilaso de la Vega —dicho esto sin desmerecer sus méritos sociológicos e historiográficos—, antes que en el dominio de la Historia, ocurre en el lenguaje: es literario. De él se ha dicho que fue el primer mestizo, el primero en reivindicar, con orgullo, su condición de indio y de español, y, de este modo, también, el primer peruano o hispanoamericano de conciencia y corazón… Por lo demás, este hombre tan orgulloso de su sangre india, que lo entroncaba con una civilización de historia pujante y altamente refinada, no se sentía menos gratificado de su sangre española, y de la cultura que heredó gracias a ella: la lengua y la religión de su padre, y la tradición que lo enraizaba en una de las más ricas vertientes de la cultura occidental. El inventario que se hizo de su biblioteca, a su muerte, es instructiva; su curiosidad intelectual no conocía fronteras. En ella figuran, además de autores castellanos, muchos clásicos helenos, latinos e italianos, Aristóteles, Tucídides, Polibio, Plutarco, Flavio Josefo, Julio César, Suetonio, Virgilio, Lucano, Dante, Petrarca, Boccaccio, Ariosto, Tasso, Castiglione, Aretino y Guicciardini, entre muchos otros… … Pero, acaso sea más importante todavía que cualquier consideración sociológica derivada de su obra, el que, gracias a la cristalina y fogosa lengua que inventó, fuera el primer escritor de su tiempo en hacer de la lengua de Castilla una lengua de extramuros, de allende el mar, de las cordilleras, las selvas y los desiertos americanos, una lengua no sólo de blancos, ortodoxos y cristianos, también de indios, negros, mestizos, paganos, ilegítimos, heterodoxos y bastardos. En su retiro cordobés, este anciano devorado por el fulgor de sus recuerdos, perpetró, el primero de una vastísima tradición, un atraco literario y lingüístico de incalculables consecuencias: tomó posesión del español, la lengua del conquistador y, haciéndola suya, la hizo de todos, la universalizó. Una lengua que, como el runa-simi, que él evocaba con tanta devoción, se convertiría desde entonces, igual que el quechua, la lengua general de los pueblos del Imperio de los Incas, en la lengua general de muchas razas, culturas, geografías, una lengua que, al cabo de los siglos, con aportes de habladores y escribidores de varios mundos, tradiciones, creencias y costumbres, pasaría a representar a una veintena de sociedades desparramadas por el planeta, y a cientos de millones de seres humanos, a los que ahora hace sentirse solidarios, hijos de un tronco cultural común, y partícipes, gracias a ella, de la modernidad.
El Inca Garcilaso de la Vega falleció el 23 de abril de 1616, hace cuatrocientos años. Es un guiño del destino que la fecha de su muerte prácticamente coincidiera con los fallecimientos de Miguel de Cervantes (22 de abril de 1616) y William Shakespeare (3 de mayo de 1616).
Para resumir su vida y las huellas reveladoras de su psique, el epitafio que él mismo redactó es muy elocuente. Son palabras grabadas en su lápida ubicada en Catedral de Córdoba:
Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en Letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De las casas de los Duques de Feria e Infantado y de Elízabeth Palla hermana de Huayna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida, tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios Reales. Vivió en Córdova con mucha religión. Murió ejemplar. Dotó esta capilla. Enterrose en ella. Vinculó sus bienes a las ánimas del purgatorio. Son patrones perpetuos los señores Deán y Cabildo de esta santa iglesia. Falleció el 23 de abril de 1616.
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1/ http://bit.ly/1UBQka
2/ http://bit.ly/2106axK La Conferencia Spinoza es una iniciativa tripartita de: Universidad de Ámsterdam, Consejería Cultural de la Embajada de España e Instituto Cervantes de Utrecht. En 2009 la V Conferencia Spinoza fue pronunciada por Mario Vargas Llosa.
Ver en YouTube: http://bit.ly/1TUQ8q6
Fuentes consultadas:
ANÁLISIS LITERARIO DE LA OBRA DE GARCILASO DE LA VEGA. En: http://bit.ly/25F2aWO
BBVA. “El Inca Garcilaso de la Vega en 5 curiosidades”. En: http://bbva.info/1O94C3n
BLIXEN, Hyalmar. El Inca Garcilaso de la Vega y sus comentarios reales. En: http://bit.ly/1sXXehl
INCA GARCILASO DE LA VEGA. Comentarios Reales, I. En: http://bit.ly/210rkfg
GONZÁLEZ RUIZ, Carlos Luis. Literatura Latinoamericana. Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios en clase. Escuela de letras. UCAB.
GUERRA CAMINITI, Estrella. “La episteme renacentista en la primera parte de los Comentarios reales: del Inca Garcilaso de la Vega”. En: http://bit.ly/1UkUQaQ
MAJFUD, Jorge. “Mestizaje cosmológico y Progreso de la historia en el Inca Garcilaso de la Vega”. En: http://bit.ly/1O94rFd
MANZO – ROBLEDO, Francisco. “La Metaotredad en Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega”. En: http://bit.ly/1Zo9e6q
NASH, Marc L. “La dualidad de Garcilaso Inca de la Vega”. En: http://bit.ly/1UBQkaI
RESUMEN DE COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS – Inca Garcilaso de la vega. En: http://bit.ly/1UBYvUe
SOTELO, Mónica. “Comentarios Reales’ del Inca Garcilaso de la Vega cumplen 400 años”. En: http://bit.ly/1Uqh9vt
VARGAS LLOSA, Mario. “El Inca Garcilaso y la lengua general”. En: http://bit.ly/2106axK y http://bit.ly/1TUQ8q6
del Inca Garcilaso de la Vega