Detrás de los muros de la cárcel 26 de julio no hay espacio para el libre pensamiento. Es el peor lugar para alguien como Vasco Da Costa. El politólogo venezolano es el objetivo de la represión en una cárcel —estando en Guárico, Venezuela— cuyo nombre conmemora el asalto al Cuartel Moncada, realizado por Fidel Castro, en Cuba. Da Costa se niega a realizar orden cerrado frente a los familiares y gritar “Chávez vive” y otras consignas pro gubernamentales, publica El Carabobeño.
Luis Alejandro Borrero | @LABC7
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Por eso vienen las represalias. El pasado sábado fue un ejemplo. Anita Da Costa, hermana del preso político, comenta desde las afueras del penal que durante una demostración de orden cerrado a la visita Da Costa se negó a vociferar las consignas. “Quieren hacer creer que en esa cárcel todo el mundo es chavista. A mi hermano le pareció un abuso y una humillación”.
Ha perdido 35 kilos en prisión. Solía ser un hombre de contextura muy gruesa. Lo que no se pone flaco es su entereza y sus principios. Eso le costó el aislamiento. Cuando sus compañeros pasaron horas sin verlo Anita se enteró y denunció que Da Costa estaba incomunicado. “No lo golpearon, el defensor del pueblo de Guárico pudo constatar el martes que no hubo agresiones físicas”. Pero eso no hace menos gravoso el hecho que a alguien se le encierre y castigue por pensar distinto. “Esa cárcel es un campo de concentración comunista. Es una zona de adoctrinamiento”, opinó Anita a El Carabobeño.
Da Costa cumplió 705 días preso el martes. No es su primera vez, pues en 2004 fue detenido el 10 de mayo por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) acusado de estar vinculado con grupos armados colombianos. La segunda —y actual— vez, fue detenido el 27 de julio de 2014, recluido en Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), luego en El Rodeo (Miranda) por 50 días y por último en la 26 de julio en Guárico.
Su hermana fue hasta la cárcel para visitarlo el martes. Pero Anita tiene más de un año sin cruzar mirada con Vasco. Piensa que la requisa es una humillación, y ser obligada a quitarse la ropa, que la toquen y vejen, es algo que no está dispuesta a hacer. El hombre de 55 años está a la espera de lo que sería su segundo juicio por presunto consorcio para delinquir.
Es un caso político. Da Costa tuvo que esperar 23 audiencias diferidas para poder tener la preliminar. Fue señalado por el Gobierno y sus voceros como promotor del terrorismo en Venezuela. Pese a la gravedad de la acusación, eso nunca se demostró. En la audiencia 24 se retiró ese cargo, pero para no dejarlo en libertad, a la fiscalía se le ocurrió otro: consorcio para delinquir. “Tenemos ya seis audiencias diferidas y el juicio no ha sido abierto”. La violación al debido proceso es obvia.
El Foro Penal reseña que a Da Costa lo reseñan en el penal como un preso peligroso. “Las condiciones de insalubridad son extremas, nunca hay agua. Fue herido de perdigones en brazo derecho y glúteo el 28 de diciembre de 2015 tras presentarse motín en el sitio de reclusión”, explica la Organización No Gubernamental (ONG) en su expediente sobre el politólogo, quien se