No se han dado cuenta que se inició un periodo de transición hacia un nuevo orden nacional en el que deben participar todos los sectores del país, todos los partidos. Es la oportunidad de que todas las partes se reconozcan y vayan adelante no necesariamente dentro del diálogo falso, inventado por Maduro e instrumentado por los Zapateros reunidos en República Dominicana con el respaldo del narcopresidenteSamper, Secretario General de la Unasur.
Estamos en el difícil camino hacia la estabilidad. Un camino que se debe construir no desde las élites o cúpulas partidistas, de uno u otro lado, sino desde el sentir de la sociedad civil. Es el pueblo, son los venezolanos los que decidirán el destino. No podemos equivocarnos una vez más y transitar por el camino errado.
Los venezolanos piden estabilidad y tranquilidad, progreso, paz, justicia, respeto a la legalidad y a los derechos humanos. No quieren más revancha, tampoco presos políticos, menos la tortura opráctica sistemática. No queremos más militares gobernando, ni policías en la calle reprimiendo, mucho menos aún cubanos en nuestras sedes militares, en las notarias, en las oficinas públicas, en la Cancillería e incluso en Miraflores, dando órdenes a los títeres de un régimen que sumergido también en su fracaso trata ahora de sobrevivir con la ayuda del odiado Norte.
Hay que encontrar el camino hacia un nuevo orden. Hablamos de revocatorio aunque el régimen tramposo lo impida; también de renuncia, lo que no parece fácil dada la terquedad insistente del abandonado Maduro. También se habla de destitución si se comprobara lo que es una realidad también, la doble nacionalidad de Maduro que le impediría ejercer legítima y legalmente la presidencia del país.
En definitiva, todos queremos un cambio pero no simplemente de gobierno. Lo que se quiere es el cambio de sistema político, económico y social. Un nuevo orden que permita a los venezolanos vivir en paz y tranquilidad. Un nuevo orden supone la reinvención de las instituciones Un nuevo tribunal supremo de justicia, con magistrados honestos, independientes e imparciales; también un Consejo Electoral autónomo e imparcial. Un Defensor del Pueblo que actúe en favor de los derechos humanos y no de los derechos del régimen. Un Contralor que se sienta de verdad y abra los expedientes de corrupción sin miedo y con la ley en la mano para detenerla.En fin lo que queremos es un nuevo orden interno, eficaz y eficiente, justo y equitativo que permita el desarrollo y el progreso sin exclusión en el más corto plazo.
@CarmonaBorjas