42 cosas que hacer en La Habana alguna vez en la vida

42 cosas que hacer en La Habana alguna vez en la vida

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La Habana tiene su son, su ron, su ropa vieja, sus mojitos, sus atardeceres en El Malecón… Un paraíso cubano robado al tiempo en el que solo puedes dejarte llevar… ¡Azúuuucar!

1. Deambular y dejarte llevar sin plano por las coloridas calles del centro y otras más alejadas y descubrir rincones con un encanto indescriptible.

2. Hacer una pausa en la barra del bar La Lluvia de Oro. Jaime con su amplia sonrisa te preparará unos mojitos mientras te explica el secreto de su cocktail.

3. Salir de fiesta en La Fábrica de Arte Cubano (F.A.C) un espacio cultural interactivo de lo más vanguardista.

4. Tararear sin parar alguna de las canciones pegadizas que oirás sin cesar como El bodeguero: “Siempre en su casa, presente está… el bodeguero y el cha cha cha, vete a la esquina y lo verás…” y que acabe formando parte de la banda sonora de tu viaje.

La música no para en la Fábrica de Arte Cubano/ Fábrica de Arte Cubano Facebook

5. Ver el atardecer desde El Malecón y no querer marcharte; los pescadores habaneros de fondo, alguna música lejana y la estampa de los niños saltando desde las rocas al mar…

6. Tomar una piña colada en el mítico Hotel Nacional de Cuba de los años 30, declarado Memoria del Mundo por la UNESCO. Mientras la degustas frente al mar Caribe, un grupo toca la maravillosa melodía Yolanda de Pablo Milanés.

7. Malanga todos los días, desde por la mañana hasta por la noche; es un tubérculo parecido al boniato que utilizan a menudo como guarnición.

8. Broncearte en una tumbona de la azotea del bonito Hotel Saratoga y darte un refrescante chapuzón en su piscina desde donde disfrutarás de la magnífica vista del Capitolio.

9. Tomarte una Tukola (la Coca Cola local) en Variedades Obispo (Complejo Comercial Gastronómico), una especie de diner cubano situado en el casco histórico de la Habana Vieja.

Hay chapuzones únicos como el del Hotel Saratoga/ D.R.

10. Ojear los libros de la revolución; sobre del Che Guevara, Fidel Castro o Camilo Cienfuegos, en los puestos de la preciosa Plaza de Armas.

11. Las amantes de la moda, recorrerán de arriba abajo a modo de pasarela, el arbolado Paseo del Prado, donde se celebró el último desfile crucero de Chanel.

12. Dejarte impresionar por la Plaza de la Revolución concebida en los años 20 por el arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, en la que se encuentra la sede del Gobierno Cubano.

13. Dormir en un agradable hotel boutique como La Colonial 1861 del residencial barrio de Vedado y que la encantadora Margarita te prepare sonriente el desayuno por la mañana.

Esquina de Prado y San Lazaro en La Habana

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14. Refrescarse del calorín tomando uno o varios daiquiris en el mítico y agitado Floridita, mientras un grupo de música cubana anima el ambiente.

15. Quedarte sin palabras en La Tribuna Antiimperialista de la explanada José Martí, un espacio ubicado frente al Malecón, junto la Embajada de Estados Unidos.

16. Hospedarse en casas particulares para vivir de cerca la experiencia cubana y poder compartir la estancia con los propietarios y el resto de los viajeros.

17. Tomar un bicitaxi y recorrer la bonita avenida de Carlos III, llena de comercios, carteles, viejos cines… y literalmente no poder para de hacer fotos.

18. Dar una vuelta con el pelo al viento en uno de los preciosos coches americanos de los 50; como un Chevrolet descapotable y que al final del paseo te digan que perteneció al famoso cantante Benny Moré.

La Habana contada a través de sus habitantes

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19. Enterarte de la diferencia de uso de las dos monedas oficiales, el CUP, peso cubano y elCUC peso convertible, destinado a los extranjeros.

20. Una comida cubana en el balcón del Paladar los Mercaderes, no por sus manjares, aunque te prometan lo contrario, sino por su estilo, en el que parece que no ha pasado el tiempo.

21. Conseguir aprender a tomar un taxi colectivo, como si fueras un local. Compartirás la carrera con otras personas que van en la misma dirección por sólo un CUC. Una vez dentro, solo debes seguir las normas del conductor, que con un gesto te dirá dónde sentarte dependiendo del lugar a donde vayas.

22. Tomar pollo grillé, en todos y cada uno de los restaurantes y casas y que cada vez te vendan que es su especialidad y que está exquisito.

23. Disfrutar de un viaje 100% détox digital (sin una pizca de Internet) y notar lo bien que sienta.

Ay, el amor en La Guarida…

D.R.

24. Volverte a refrigerar en el rooftop de una de las moradas del Hemingway en el Hotel entre ambos Mundos, con una espectacular vista de la Habana Vieja.

25. Intentar bailar salsa con más o menos gracia en algún bar, soltarte la melena y sentir que no lo haces tan mal.

26. Una cena de lo más romántica en La Guarida, un impresionante paladar con un encanto indescriptible al que accedes por un portón desvencijado y una escalinata. Puedes acabar la noche copeando en su espectacular terraza que domina la ciudad.

27. Cambiar por un día el sota-caballo de menú de pollo + arroz + frijoles, comiendo en Casa Miglis, un restaurante de fusión sueca-cubana en pleno Habana Centro, después de varios días a dieta cubana agradecerás su toque europeo.

28. Conseguir esquivar con elegancia a los “jineteros” que te perseguirán con una persistencia infinita por todas las calles de la ciudad para intentar venderte cualquier cosa,una ruta guiada, un tour en coche de caballos…

Querrás quedarte a vivir aquí

Restaurante Paladar Cafe Laurent Habana Facebook

29. Probar la ropa vieja, uno de los platos cubanos más típicos, en el restaurante gastronómico Café Laurent; mientras disfrutas de las vistas desde su tejado. Divisarás varias de las edificaciones más significativas de la ciudad, como el Hotel Habana Libre o el López Serrano, uno de los edificios de más renombre del estilo Art Decó en Cuba.

30. Hacer fotos de cada rincón y no poder parar porque absolutamente todo es “fotografiable”.

31. Tomar unas mariquitas (snack de plátano frito) y una cerveza Cristal al caer la tarde en alguna de las terrazas de la Plaza Mayor.

32. Fumarte un Habano, un Montecristo, un Churchill de Romeo y Julieta o un Lancero de Cohíba frente al Parque Central en el famoso Hotel Inglaterra como en la época dorada de los años 30.

Monumento a José Martí

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33. Pasear por el barrio residencial de Vedado, entre sus casas coloniales con jardín e impresionantes edificaciones; seguir paseando y no cansarte.

34. Tomar taxis antiguos de colores improbables, rosa chicle, verde manzana, celeste, amarillo crema…

35. Descubrir la arquitectura y vegetación del Nuevo Vedado con algún experto que te cuente su origen y anécdotas.

36. Tomar un vaso de agua filtrada por los métodos antiguos en la singular Casa del Agua La Tinaja servido por el acogedor y simpático Pedro Pablo, de origen gallego.

El Malecón, ese lugar donde ver la vida cubana pasar

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37. Pasar una velada perfecta en alguna de las azoteas del El Atelier, un refinado restaurante situado en una elegante casa que ofrece una cuidada cocina en un ambiente familiar.

38. Disfrutar de la arquitectura cubana, como el Edificio Bacardí, el Teatro Fausto o el Teatro América.

39. “Hacer la cola” al estilo cubano, con mucho orden y relax; debajo de un árbol, en un parque, o desde un banco a unos metros del lugar, sabiendo que nadie se va a colar porque has pedido la vez. (Para la organización, la idea es que cada persona memorice la cara del anterior).

40. Colarte sin querer al comprar un helado en la famosa heladería Coppelia por creer que no había nadie esperando y estar todo el mundo diseminado mientras espera su turno.

41. Terminar la estancia con una impresionante panorámica desde La Torre, el restaurante de la planta 33 del mítico edificio Focsa, una de las 7 maravillas de la ingeniería civil cubana y una gran innovación de los años 50.

El edificio Focsa, en La Habana.

Martin Abegglen con licencia CC.

42. Volver del viaje cambiando la “r” final de las palabras por “l”, ¿ya tú entiendes mi amol?

Y si te quedas más días en Cuba y quieres explorar el país…

Viaja a la encantadora ciudad de Cienfuegos, hospédate en el Hostal Eureka, una bonita casa colonial de color amarillo y enamórate de Yilian, Daniel y el resto de la familia.

Visita Trinidad, charla durante horas con Héctor y Marta, los propietarios de la casa particular Buscando a Caniquí y déjate guiar al precioso restaurante Sol y Son.

No te pierdas la región de Viñales, danza en la verbena popular del centro cultural Polo Montañez, haz una ruta a caballo en su impresionante vegetación y declara tu amor eterno en una de sus terrazas.

Ya tú sabes.

No te pierdas la región de Viñales

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