A propósito del Día del Arquitecto, Richard Casanova afirma que “nuestro país atraviesa una profunda crisis y superar cualquier crisis exige –entre otras cosas- una inmensa vocación de servicio, disciplina de trabajo y mucha creatividad, cualidades que los arquitectos tenemos como base fundamental para ejercer la profesión”. Richard Casanova es Arquitecto, egresado de la Universidad Simón Bolívar, ha dedicado buena parte de su vida a la función pública, particularmente en el área de servicios públicos, desarrollo urbano y vivienda. Ha sido parlamentario y al combinar su ejercicio profesional con la Política (hace énfasis en la P mayúscula), asegura que “sólo puede entenderse la política como servicio público y como tal, brinda inmensas satisfacciones y es tan apasionante como la arquitectura o la poesía”.
El Arquitecto Richard Casanova es también dirigente gremial, Vicepresidente de la Asamblea Nacional de Representantes del Colegio de Ingenieros de Venezuela y además miembro del Consejo Editorial de nuestro portal. Con él conversamos a propósito del Día del Arquitecto.
Desde una perspectiva conceptual ¿Cuál es el aporte de los arquitectos en una Venezuela en crisis?
Sin duda, los arquitectos tenemos mucho que aportar pues somos sobre todo técnicos con una sensibilidad especial para concebir formas y espacios para la gente, cuyas características técnicas y viabilidad constructiva nos ubican en el plano de la realidad, lo que nos diferencia de oficios meramente artísticos. En todo caso, eso es lo que requiere el país hoy: gente con los pies en la tierra, ubicados en la realidad, con propuestas técnicamente factibles, viables desde la perspectiva económica y que se traduzcan en mejor calidad de vida para los venezolanos. Es decir –a mi juicio- desde la arquitectura es posible una comprensión de la realidad y promover soluciones, eso es lo que profesionalmente hacemos a diario: interpretar el entorno, valorar las necesidades y expectativas, atender las demandas del usuario y formular una propuesta. De alguna manera, al país le hace falta un rediseño.
Ahora en términos prácticos ¿Cómo se concreta ese aporte?
Se concreta en la vida cotidiana. Por ejemplo, una de las grandes necesidades del país es recuperar los espacios públicos, es en la calle donde se ejerce la ciudadanía plenamente, no encerrados en las casas. Pero también en las plazas y parques, donde además podemos disfrutar del tiempo libre y sano esparcimiento en beneficio de nuestra salud mental, no podemos vivir en ciudades sometidas a una paranoia permanente. Pensarás que esa ciudad más “vivible” depende de la seguridad y de la función policial, es cierto pero sin dudas, también depende de concebir espacios gratos con mayor movilidad, con amplitud, que podamos caminar, más iluminados, etc. En definitiva, es urgente recuperar espacios para ejercer la ciudadanía. Es decir, del tratamiento que demos a los espacios públicos dependerá que el ciudadano pueda apropiarse de las calles y la posibilidad generar una dinámica urbana más armoniosa y productiva. Eso para solo referirnos al aporte en el ámbito del diseño urbano y los espacios públicos.
Pero ese aporte es posible concretarlo en otras esferas de la actividad humana ¿Qué podrías decirnos sobre el particular?
Te lo pondría de otra manera: no hay ámbito en la sociedad y el quehacer humano donde la arquitectura no juegue un rol determinante. Del ejercicio de la arquitectura dependerá la calidad de nuestras ciudades: el diseño de viviendas para albergar a la familia, escuelas y hospitales funcionales, torres de oficinas, complejos industriales y hasta las iglesias son esenciales para garantizar la calidad de vida al ciudadano. Si no, veamos las escuelas y hospitales que hoy tenemos, las zonas industriales abandonadas, centros comerciales deprimidos o ese colosal fracaso que irónicamente llaman “Gran Misión Vivienda”. En fin, el rol del arquitecto en la sociedad es trascendental: en la sociología y las ciencias políticas se refieren a los “procesos de socialización” del individuo como determinantes en la edificación de la sociedad y estos se dan en espacios diseñados para la familia, para ejercer la función educativa, ejercer actividades laborales (trabajo), cultivar el espíritu y para desarrollar cualquier actividad humana. Es decir, la arquitectura existe mucho antes de que el hombre la inventara, la civilización lo que hizo fue estudiar y profesionalizar una actividad que es inherente a la vida en sociedad.
¿Qué es lo que viene? ¿Cómo ves el futuro de la arquitectura en el corto y mediano plazo?
Si el país necesita un rediseño como hemos dicho, lo que viene es mucho trabajo. No tengo dudas sobre el cambio que se avecina en Venezuela y como toda crisis es una oportunidad, ésta no será la excepción. Rediseñar al país supone su reconstrucción luego de casi dos décadas de despilfarro, corrupción y ausencia de planificación. Lo único que hizo bien el gobierno fue la etapa de demolición, para ello dilapidó una fortuna colosal y por si fuera poco, endeudó a la república. Sin embargo, esta etapa de reconstrucción es también indetenible, el cambio traerá seguridad jurídica y mejores condiciones para la inversión, además de planes especiales para elevar la productividad nacional. Con certeza vendrán muchas inversiones pues en un país donde todo es escaso, producir es negocio. Esta etapa de reconstrucción no solo supone inversiones en infraestructura y servicios sino en diversas áreas de la economía. Obvio, la arquitectura y los arquitectos tendrán un rol protagónico en ese proceso.
Así las cosas, pareciera que los arquitectos tienen muchos que celebrar hoy.
La verdad es que la crisis del país no está para celebraciones, yo diría que más bien hoy debemos ratificar nuestro compromiso con Venezuela y activarnos. Pero también es un momento de unidad nacional pues para recuperar al país se necesita a los arquitectos y a todos los profesionales pero también a empresarios y comerciantes, a los obreros y campesinos, a los jóvenes, los viejos y las mujeres, incluso necesitamos sumar a los desempleados en esta lucha por una Venezuela productiva y a esos niños que muy pronto se convierten en jóvenes e incrementan nuestra fuerza laboral. No creo que sea momento de celebraciones aunque si es la hora del optimismo. No hay razones para dudar de que Venezuela saldrá adelante y los arquitectos debemos poner todo el empeño y toda nuestra creatividad al servicio de esta causa.