Julio César Arreaza B: Revoquemos el hambre

Julio César Arreaza B: Revoquemos el hambre

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Esta es la firme decisión tomada por el pueblo venezolano fundamentado en la Constitución, contra un régimen forajido deslegitimado y hambreador. Estamos prestos y dispuestos a reunir el 20% de las firmas, el deber del CNE es facilitar el mecanismo constitucional previsto, oportuna válvula político-social para ponerle coto a la miseria y las pérdidas irreparables de vidas humanas. Basta de diferimientos dolosos, recuerde CNE que su obligación es defender la soberanía popular, cese ya en su conducta contra natura de obstaculizar el voto. Nadie detendrá este año el avance democrático del RR y las elecciones de gobernadores. Un esmirriado 10% oficialista no podrá torcer la voluntad popular del 90%.

La camarilla militar actúa a contrapelo de la Constitución que juró y se coloca en el lado oscuro de la historia, cuando iniciado el proceso de aplicación de la Carta Democrática contra un régimen forajido negado a la alternabilidad en el poder, valor cardinal democrático, decide apuntalar a los responsables de la crisis humanitaria que padecemos. Un hecho inmoral fue condecorar al día siguiente de una actuación deplorable a la chaparrita Canciller, quien se burla del hambre del pueblo y la agonía de los enfermos sin acceso a medicinas. Traición a la patria es afirmar que Venezuela ha importado comida para proveer a tres países como el nuestro y si esto fuera verdad constituye una confesión del crimen abyecto de pudreval.





Maduro pide diálogo, jajaja, y no asiste al acto republicano del Parlamento el 5 de julio, donde se celebra la Declaración trascendental de Independencia, tomada por 44 diputados esclarecidos en 1811, mayoritariamente civiles. Y privilegia con su asistencia el desfile militar sin presencia de pueblo. En este acto se desgañitó, patético fue su grito destemplado y tembloroso, insultando a la representación de la soberanía popular asentada en la Asamblea Nacional, y sin temor a equivocarme en el análisis reveló una debilidad y temor, pidiendo clemencia y protección a la guardia pretoriana, en lo que hoy se ha convertido el alto mando chavista.

Condenamos la afrenta contra los seminaristas de Mérida, un ataque alevoso contra el pueblo católico venezolano, el régimen castro- chavista siempre se ha entendido con los “colectivos” fuerza de choque oficialista complementaria de la represión ejercida por las fuerzas policiales y la Fuerza Armada. Las creencias satánicas de estos degenerados babaloides los impulsa a cometer actos lascivos contra la dignidad humana, como el bochornoso episodio de haber desnudado a nuestros seminaristas y apalearlos. El día de la juventud venezolana se estableció precisamente por la acción heroica de los seminaristas de Caracas defensores de la república en 1814. Ellos son un símbolo patrio.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!