SSRecorrer los pasos de excelsos escritores es también una manera de conocer las ciudades y la historia de la región.
Gabriela Mistral / Chile
El valle del Elqui la vio nacer en 1889. Fue en el pueblo de Vicuña, hoy uno de los puntos de la ruta que recuerda su vida y su obra. Entre las casas de adobe se levanta un museo que rescata su huella tangible e intangible, con una interesante arquitectura que combina el patio español con el pucará indígena. Aquí se exhiben sus primeros libros, premios y cartas con Neruda, entre otros testimonios.
La ruta sigue en el antiguo pueblo de La Unión, ahora llamado Pisco Elqui, adonde su familia se mudó cuando ella tenía pocos días de vida.
El siguiente paso es Montegrande, donde vivió de los tres a los nueve años de edad. Allí sigue la escuela rural donde estudió y una réplica de una escuela primaria de principios del siglo XX. Afuera, rodeado por los cerros donde se encuentra su mausoleo, un monumento también recuerda a la poetisa.
Mario Vargas Llosa/ Perú
Arequipa, su ciudad natal, lo homenajea con una ruta cultural. Se proponen paseos de unas tres horas, todos los viernes, que pasarán primero por la biblioteca regional Mario Vargas Llosa, luego por la personal del escritor y a continuación por la Plaza de Armas y la casa natal del escritor (hoy museo) en la avenida Parra.
Lima también tiene su propia ruta: la capital peruana es una de las protagonistas de su obra literaria, desde La ciudad y los perros a Conversación en la Catedral. Se puede empezar en Miraflores, donde ambientó cuentos como Día domingo, y seguir por las avenidas Diagonal y Larco, o la playa de Herradura. Hoy como ayer sigue existiendo también la maciza silueta del colegio militar Leoncio Prado, en el distrito de La Perla, donde estudió el novelista.
Libros en mano, cada uno puede trazar su propia y personal ruta literaria. No habría que olvidar la Catedral de la famosa conversación, en realidad hoy apenas las ruinas de un bar de mala muerte cerca del río Rímac.
Gabriel García Márquez/ Colombia
Bienvenidos a Aracataca-Macondo, reza el cartel apostado en la entrada de su pueblo natal, a más de 800 kilómetros de Bogotá y a mucho menos –casi 80 km– del Caribe. Es el punto de partida de la Ruta Macondo, Realismo Mágico, que abarca entre otros lugares la casa-museo restaurada de García Márquez y la iglesia donde fue bautizado.
No faltan los restaurantes de literaria memoria, como La Hojarasca, o el Patio Mágico. Pero la ruta que evoca al creador de los Buendía no puede eludir Cartagena y su Portal de los Dulces –el Portal de los Escribanos en El amor en los tiempos del cólera–.
Los paseos literarios de Cartagena pasan también por el convento de Santa Clara y la casa del Marqués de Valdehoyos, además de ver –por fuera– la casa que tuvo el escritor en el casco antiguo, con vista al mar.
Fuente: el-nacional.com