Caos y pánico en Niza: Cifra de muertos sube a 84

Caos y pánico en Niza: Cifra de muertos sube a 84

 REUTERS/Pascal Rossignol
REUTERS/Pascal Rossignol

 

Los últimos destellos de los fuegos artificiales acababan de desaparecer del cielo de Niza, cuando un camión embistió a una muchedumbre, matando al menos a 84 personas y generando un movimiento de pánico en esta ciudad de la Riviera Francesa.

“El camión estaba a un centenar de metros de mí, sólo tuve unos pocos segundos para ponerme a salvo”, recordó un periodista de la AFP, presente en el Paseo de los Ingleses en el momento del ataque.

“Los restos volaban por todos lados e incluso tuve que protegerme la cara”, relató Robert Holloway, quien aseguró haber visto a varias personas arrolladas por el camión en un ambiente de “caos”.

Hacia las 23H00 (21H00 GMT), pocos minutos después del final de los fuegos artificiales lanzados con motivo de la fiesta nacional francesa, el camión se abrió paso entre la multitud de turistas y locales, que se disponían a regresar a su casa.

Varios testigos cuentan que la gente se tiró por la barandilla que bordea el paseo, para lanzarse a la playa y ponerse a salvo del camión.

Marie, de 37 años, trabaja como agente de seguridad en Villa Masséna, un palacio muy cercano al lugar de los hechos que acogía una celebración por el 14 de julio, y cuenta que vio a “cientos de personas precipitándose dentro para protegerse”.

“Había niños, y la gente se pisoteaba”, cuenta esta mujer a la AFP, todavía muy impresionada, mientras vuelve de noche a su casa en medio de unas calles desiertas, donde patrullan militares y agentes del orden fuertemente armados.

Otro testigo, Nader, contó a la cadena BFMTV la escena, que observó de principio a fin.

“Estaba en la calle, y (el camión) se paró delante de mí después de atropellar a mucha gente”, dijo.

Según él, el conductor sacó un arma y empezó a disparar hacia la policía. Al final, los agentes “lo abatieron y su cabeza asomaba por la ventana” del vehículo, explicó.

“Reinaba una gran confusión. No recuerdo haber visto el camión avanzar”, indicó Emily Watkins, a la Australian Broadcasting Corporation (ABC).

Esta australiana, presente a unas decenas de metros del camión en el momento del ataque, describe “gritos procedentes del lugar dónde estaba el camión” y “gente corriendo (…) sin saber qué pasaba”.

“Nos dimos la vuelta y nos pusimos también a correr”, añade. “Corriendo, escuchamos algo que parecían fuegos artificiales o petardos”.

“La gente tropezaba, intentado entrar en hoteles, restaurantes, aparcamientos, en cualquier lugar dónde podían evitar estar en la calle”.

– Rumores –

Rápidamente después del ataque, de cuya investigación se hizo cargo la sección antiterrorista de la fiscalía de París, los rumores se multiplicaron por las calles de la ciudad.

Los movimientos de pánico se repetían, mientras se hablaba de tomas de rehenes, en este o aquel restaurante.

La plaza Masséna, en pleno centro de Niza, y el Paseo de los Ingleses, una rambla mecida por la brisa del Mediterráneo que atrae a turistas de todo el mundo, fueron acordonados.

En un edificio cercano al frente marítimo, una portera acogió a decenas de personas.

Y el propietario de un restaurante situado, en cambio, a cierta distancia del lugar del ataque explica a la AFP haber visto llegar a personas “traumatizadas”. “Todo el mundo pasó mucho miedo”, confiesa.

Horas después del ataque, el camión blanco, cuyo conductor fue abatido por la policía, permanecía inmóvil frente al lujoso complejo hotelero del Palacio del Mediterráneo, con los neumáticos pinchados y la puerta del acompañante acribillada, constató un corresponsal de la AFP.

Y en el Paseo de los Ingleses, decenas de cuerpos se alineaban en el suelo, cubiertos con sábanas blancas.

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