Desde que comenzó a encrudecerse el desabastecimiento en el país, la rutina de una buena parte de los habitantes del estado Yaracuy inicia más temprano de lo habitual. A las 2:00 de la mañana, deben asegurarse de tener un puesto en el primer autobús que sale hacia Barquisimeto, lleno de gente que compra el boleto por la misma razón: conseguir algún producto regulado e inexistente en los anaqueles de la región donde habitan.
Así lo relató Maricarmen Brito, quien se encontraba, ayer, en la entrada de la sucursal de una cadena de farmacias ubicada en la avenida 20 con calle 8, donde estaban vendiendo pañales, jabón en polvo y toallas sanitarias.
Ella subió a la unidad de transporte con la esperanza de hallar pañales, pero fracasó en el intento. Calculó que de los aproximadamente 600 clientes solo 30 pudieron comprar los dos paquetes de 20 unidades distribuidos por el comercio y la mayoría de ellos eran “bachaqueros” o personas a las que un grupo de abuelos guardaron puestos en la fila.
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