Judith Sukerman, concejal del municipio Valencia, señaló que ante la grave crisis alimentaria que vive el país, los venezolanos ahora compran los productos en porciones de gramos, en vista a que el bolsillo de un ciudadano promedio no alcanza para costear el alto precio de los productos.
La concejal por Proyecto Venezuela denunció que durante los últimos recorridos hechos por el sur de la ciudad de Valencia, se ha visto un considerable incremento de vendedores informales que ofrecen rubros como café y azúcar en pequeñas bolsas, o verduras y aliños surtidos, así como huevos por unidad y leche en polvo por cucharadas, debido a que es la única manera en que la gente pueda pagar por ello.
Explicó que en los mercados populares un kilo de café lo venden a 3 mil Bolívares, al igual que el kilogramo de azúcar, mientras que el kilo de leche en polvo lo expenden en Bs. 5 mil, por lo que ofrecen bolsas con pocos gramos de estos productos a Bs. 300.
“La crisis de alimentos no sólo hace que afloren actividades irregulares como el bachaqueo y el sobreprecio, sino que lleva a las familias al desespero de comprar pequeñas porciones de gramos o unidades de cada producto, debido a que es la única manera de poder tenerlos en la mesa. Eso sin contar el riesgo para la salud, que supone la falta de medidas sanitarias que podría darse en el embolsado de esos productos, nadie controla”, comentó.
Sukerman indicó que cada día más se evidencia que los planes gubernamentales para el abastecimiento de alimentos no solo han fracasado, sino que generan fenómenos como el bachaqueo, corrupción y especulación.
“El Gobierno fracasó no solamente en su política productiva, sino incluso en el método que usan para distribuir lo poco que se consigue. Tanto la militarización, como los CLAP , solo han servido para crear nuevos nichos de corrupción. Fue peor la cura que la enfermedad”, sostuvo.
Agregó que a estas alturas de la coyuntura nacional, la única manera de detener la crisis es con un mecanismo político y constitucional que permita el cambio democrático de gobierno, para que se restituya la confianza en Venezuela y puedan existir las inversiones que rescaten el aparato productivo. “Ya es evidente que el gobierno no puede resolver el problema”.