La radiación a la que se vieron sometidos los astronautas que viajaron a la Luna en las décadas de 1960 y 1970 incrementó en ellos la incidencia de complicaciones cardiovasculares, según un estudio que publica hoy la revista Scientific Reports.
EFE
El 43 % de las muertes de astronautas que participaron en las misiones Apolo se deben a complicaciones cardiovasculares, comparado con el 11 % entre quienes participaron en vuelos más cercanos a la Tierra, señalan investigadores de la Universidad Estatal de Florida (Estados Unidos).
Un grupo de control formado por 35 astronautas que no llegaron a participar en ninguna misión mostró, por su parte, una mortalidad del 9 % por esas causas.
Los científicos creen que esos efectos sobre la salud se deben a la radiación a la que se vieron sometidos quienes participaron en los vuelos a la Luna, más que a la ausencia de gravedad.
“Conocemos muy poco sobre los efectos de la radiación en el espacio profundo sobre la salud humana, particularmente sobre el sistema cardiovascular”, afirmó el principal autor del estudio, Michael Delp.
El programa estadounidense Apolo consistió en once vuelos tripulados entre 1968 y 1972, incluido el viaje que llevó a Neil Armstrong y Buzz Aldrin a pisar la superficie lunar por primera vez, el 20 de julio de 1969.
Tras ese éxito, Estados Unidos lanzó otras seis misiones tripuladas a la Luna, una de ellas la del Apolo 13, abortada durante el viaje de ida por problemas técnicos.
Hasta la fecha, los astronautas que participaron en aquellos vuelos son los únicos seres humanos que han estado más allá de la magnetosfera terrestre, el paraguas magnético que protege el planeta de las partículas de alta energía que llegan desde el espacio.
De los 24 hombres que participaron en esas misiones, ocho han muerto y se han tenido en cuenta los datos de 23 de ellos para el estudio de la Universidad Estatal de Florida.
Delp y su equipo expusieron a ratones a falta de gravedad simulada y al tipo de radiación que a la que estuvieron sometidos los astronautas para tratar de determinar la causa de las muertes por problemas cardíacos.
Tras seis meses de experimento, el equivalente a 20 años para los humanos, los ratones sometidos a radiación mostraban cambios en el revestimiento celular de sus vasos sanguíneos similares a los que provocan un estrechamiento de las arterias y fallos cardíacos en los humanos.
La ingravidez simulada, en cambio, no contribuyó a aumentar esos efectos en la salud de los ratones.
“Estos datos sugieren que los viajes de seres humanos al espacio profundo podrían ser más peligrosos para la salud cardiovascular de lo que hasta ahora se estimaba”, afirmó Delp.
Diversas agencias espaciales y organizaciones privadas han anunciado futuros planes para enviar vuelos tripulados más allá de la magnetosfera terrestre.
La estadounidense NASA prevé lanzar misiones orbitales alrededor de la Luna entre 2020 y 2030, en preparación para posteriores vuelos a Marte, mientras que Rusia, China y la Agencia Espacial Europea tienen sobre la mesa planes para misiones lunares, y la privada Space X se ha propuesto llevar humanos al planeta rojo de cara a 2026.